EL “FAMOSO” PASADIZO SUBTERRÁNEO DEL CASTILLO. 2ª PARTE

Lamina del cómic “El castillo de Mesones. Un camino hacia el interior” de Eloy Morera Gracia

 EL “FAMOSO” PASADIZO SUBTERRÁNEO DEL CASTILLO. 2ª PARTE

 

En el libro “GLORIAS DE CALATAYUD Y SU ANTIGUO PARTIDO”, por el presbítero D. Mariano del Cos y D. Felipe Erayalar, director del colegio de Humanidades, Calatayud, septiembre de 1845, en el capítulo MONUMENTOS ÁRABES, se dice lo siguiente:

 

En el antiguo partido de esta ciudad hay varios pueblos con fortificaciones de los árabes. El pueblo de Mesones tiene un gran castillo de piedra con subterráneos y caminos cubiertos que aún no se han explorado. 

#eserranocreaciones

 

       No se sabe si el autor incluía aquí, en las fortificaciones árabes, al castillo de Mesones por el escudo de la media luna, como hacíamos nosotros de pequeños. Pero lo que nos sorprende es lo de los “caminos cubiertos sin explorar”. ¿Podría tratarse del subterráneo, pasadizo o túnel que fuera desde el castillo hasta el río? Seguramente es esto. Y lo relaciona con el castillo, como vemos. Por algún sitio se habría derrumbado el túnel y se vería esa parte que continuaba más adelante para ser “explorada”. Igual estaban estos “descubiertos” por las eras de debajo del castillo (quizás, aparecieran cuando las hicieran, al excavar en el terreno para dejarlo llano, para poder trillar; cuando el castillo fuera útil no hubieran dejado hacerlas, con ellas se rompía el cortado del cabezo y se debilitaba, pues, su defensa). Después, en algún momento, se debió cubrir todo; para que ahora, quizás, solo Carlos (Carlos Molinero Esteban) sepa por dónde va el famoso subterráneo del castillo (aunque algo ya nos dijo).

 

       Y en el libro “HISTORIA DE LA SIEMPRE AUGUSTA Y FIDELÍSIMA CIUDAD DE CALATAYUD”, por Vicente de la Fuente, Calatayud 1880, haciendo referencia también al libro anterior, como veremos, en la “Parte Tercera, Calatayud villa foral, Capítulo XIX, Nueva población de Calatayud”:

 

En cuanto a los castillos de Mesones, Torrijo y Ateca, que se citan allí como de los árabes, tienen más de los cristianos que de los moros. No se ve en ellos resto ninguno de agimeces, arabescos, ni otros indicios que puedan hacerlos pasar por musulmanes. El de Mesones, que es sin disputa el mejor y mayor de ellos, es un cuadro perfecto, formado por ocho cubos (lo del ocho es un error, después lo aclara), o torreones, iguales y almenados, de tres torres por cada frente (subsanado el error, creemos). Está situado sobre un cerro aislado, a la entrada de un valle (el barranco de Andacón), como para protegerlo e impedir el acceso.

 

       Ya sabemos que por el barranco de Andacón, desde la Cañada, pasaba también una parte del camino de la Vera Cruz; vamos, que el castillo estaba aquí bien puesto. Y me refiero aquí, en el título, con lo de la segunda parte, a que ya existe otro artículo en este blog con el mismo título, artículo integrante también del libro de la historia del origen del castillo, como ya podéis saber. No solo va a tener razón, pues, la sabiduría popular (como ya dijimos, desde siempre hemos oído en Mesones hablar de lo del túnel, subterráneo o pasadizo del castillo que llevaba hasta el río; y la sabiduría popular “nunca engaña”) y lo que siempre nos ha dicho Carlos (hasta por dónde va el túnel, como vimos en el “primer” artículo; con su famoso, también, péndulo -un silbato de metal-), corroborado con las pruebas de cuando se pusieron las aguas (en las calles de Mesones salían “subterráneos” y, justo, debajo del castillo, y hasta manantiales de agua -el túnel iría recogiendo las aguas de la ladera-) sino que ahora la “documentación antigua” sobre Mesones también lo dice: 

 

Hubo, pues, alguien, a mitad del siglo XIX, que todavía vio parte de estos subterráneos del castillo, que aún estaban “sin explorar”, como dijo; sin duda, el “famoso túnel, pasadizo o subterráneo del castillo de Mesones”; vamos, como los de casi todos (por no decir, todos) castillos medievales que se preciaran; y aún más sabiendo ahora que se trata, el de Mesones, de un castillo templario; y ya sabemos cómo de “fuerte” construían los templarios; y, seguramente, el castillo templario más original del mundo, que no es poco, hecho, como ya sabemos, por estos de nueva planta, no como otros (ya sabemos también todo esto; y de algunos “famosos”, de templario solo tienen los cimientos, como dijo su guía; aunque, como todo el mundo sabe,  y siempre se ha dicho, más vale caer en gracia que ser gracioso).

 

Como el túnel del castillo templario de Monzón, hasta el río, por el que escapó Jaime I; o el del castillo de Ucero, también templario (custodiando la famosa ermita -el “centro de España”- románica, de transición al gótico, como el propio castillo de Mesones, llena también de signos de cantero, casi los mismos que en Mesones, o, al menos, los más “importantes” -la de San Bartolo- y, también, hasta el río -aún está la salida con arcos de piedra-); y como lo tuvo, incluso, como vemos en la leyenda de la cabra de oro, el propio castillo de Tierga, por el que bajaba el animal a beber el “agua cristalina del río”, el Isuela; o el del castillo de Gotor, por el que bajaban las mujeres que vivían en lo más alto del pueblo, en la llamada aún calle del Castillo, a lavar la ropa al río, al Aranda (como sabemos, los dos ríos de la comarca). El de Mesones puede ser, sin ninguna duda, tal como nos enseñó Carlos, con diferencia, el mejor túnel de todos.

Lamina del cómic “El castillo de Mesones. Un camino hacia el interior” de Eloy Morera Gracia