RECUERDOS DE UN PASTOR TRASHUMANTE

Bernardino Ibarzo Gil, pastor de Mesones. Fotografía de David Gil.


RECUERDOS DE UN PASTOR TRASHUMANTE

La trashumancia es alejarse uno de su pueblo, paso a paso, un cruce de caminos tras otro, hacia esa comida para las ovejas que a veces es real, y otras puro deseo, porque si no llueve por lo general no se pone pasto, y si llueve más de veinticinco litros te labran, y en cuatro días si te he visto no me acuerdo, adiós a la hierba. Pisada a pisada, pueblo a pueblo, van los pastores mesoneros en busca de la comida de los pueblos de la provincia de Soria.


Durante el camino te encuentras de todo, personas amables que te preguntan de dónde eres, hacia dónde vas, otras veces te tropiezas con tormentas, entonces tienes que apretar los dientes, combatir como puedes la angustia porque un rayo, la piedra, son componentes que están ahí, y no sería el primer pastor que se cargaruna tormenta por el campo con las ovejas, de esas que te dan mala espina… tela marinera. Algunos de esos que les gustan las emociones fuertes, yo creo que en una situación así no quedarían defraudados.


Hace tres años me cogió una pedregada gorda en Almarail, uno de los pueblos de la provincia de Soria en los que pastaba y fue terrorífico.


Volvamos atrás, al camino de Soria, por desgracia las ovejas no se alimentan del aire, y en cinco o seis días de camino tienen que comer, y por mucho que uno quiera hacer el menor daño posible, los rebaños por donde pasan, hierba no ponen, y si además son unos cuantos los rebaños que pasan, a los pastores de los pueblos que se cruzan se les ponen las uñas de metro, y a algunos les jode. Te reconocerán que no tienes otro camino, procura no parar demasiado, alguno se ha puesto borde, y con muy malos modales te dicen que a la carretera o al camino, les dices, oiga, que los animales tienen que comer algo, y te contestan que coman en otro sitio, aquí no. Son situaciones muy desagradables, aunque hay que reconocer que la mayor parte de la gente y de los pastores, si uno no se pasa, se portan bien.


Las ovejas cuando llegan al punto de destino, van muy cansadas, con un palizón de mírame y no me mires, y el pastor también.


Recuerdo que lo primero que echa uno de menos cuando llega al destino es a la mamá, cuando se está en el pueblocon ella está todo en su sitio, la comida hecha, la ropa planchada, la casa limpia. Cuando te ves allí solico y tienes que aprender a hacerlo todo, a ser autónomo se dice uno, mamá, mamá, ¿dónde estás? El estar lejos, a mi me ha servido para valorar mucho más a los padres y comprender que te han dado todo a cambio de nada; las madres hacen todo por los demás, todo por los hijos, la familia… cuando piensas en las madres que ahora son abuelas con cuatro o cinco hijos, sin lavadora y sin nada y que en ocasiones además tenían que ayudar en el campo.


Cuando pienso en ellos, me emociono y me admiro de todo lo que han sido capaces con tan pocas comodidades, para que luego muchos acaben en una residencia, que deshumanizados estamos y qué poco pensamos que la vida es una cadena, y lo que hagamos, como mínimo nos harán. Pienso que por los padres todo lo que se haga es poco.


Volvamos a Soria, en cuanto llegue el 15 de agosto, si empieza a llover te entra el acojone, hace años que no se empacaba tanto cuando los agricultores barruntaban la lluvia, empezaban a quemar los rastrojos y a probar si podían labrar, tu los veías ir y venir, falta un poco, pero como empezara uno a labrar los demás iban detrás.


Va malo, va malo, pero no paraban, y si va bueno ni te cuento. Cuántos recuerdos se agolpan en mi pensamiento de tantos años pasados en Valdespina.


A veces, los sábados de marcha hasta las tantas, llegar a casa, cambiarme de ropa y muerto de sueño a las ovejas. Y en el verano al mediodía, al baño y a la charleta, con quien por la presa del molino a orilllas del Duero acudiera. A Valdespina vinieron amigos y amigas a visitarme y a pasar unos días conmigo, y cómo lo agradecía yo. En mis veintitantos años por Soria me integré bastante bien, a pesar de que el carácter soriano es distinto al nuestro. En algunos momentos me he sentido más de Valdespina que de Mesones, porque uno además de donde nace, es de donde pace, eso sí, nunca se debe renunciar a las raíces, porque entonces se renuncia a parte de uno mismo. Las raíces son algo muy importante en la vida de las personas, somos producto de todo lo vivido; lo bueno de lo bueno y de lo malo.


He vuelto al pueblo, y no hecho de menos Valdespina, ni la vida que allí llevaba, cuando se va a ganar todo es fácil, sobre todo cuando ese ganar es volver a casa y cuando ese volver tiene mucho que ver con el amor, y con un cambio de vida, porque puedo seguir haciendo aquello que me gusta, ser pastor, que no vende, que nadie quiere, pero que a mí me gusta, que es como una droga y con todo lo duro que es, a mí me enamora, me ha permitido leer cientos de libros, escribir un montón de poesías, valorar lo que vale un simple hola, y una sonrisa al cruzarte con otra persona, sufrir por el frío, angustiarme con las tormentas, preocuparme si no comen y si lo hacen mucho también. A veces, las ovejas te cabrean, te desesperan, las matarías, porque hay que ver lo bordes que pueden llegar a ser, luego se te pasa el cabreo y dices “pobrecicas”, y todas las horas te parecen pocas para ellas.


Quizás sea masoquista, pero qué voy a hacer, así soy yo, y así es la vida, también sé que todo no es de color de rosas, porque a veces, me gustaría guardar fiesta, quedarme un rato más en la cama y dedicar más tiempo a la mujer.


Habrá que aprender a compaginar el trabajo con el ocio, porque todo es necesario y tienen que ser compatibles, sino mal rollo para los pastores.

 

    Mesones de Isuela, 2005.



Bernardino Ibarzo Gil, haciendo el recorrido de trashumancia a Soria desde Mesones. Años 80-90 del siglo XX.


 

POESÍA


 

MESONES

 

Mesones, me siento mesonero,

porque aquí nacieron mis padres,

mis abuelos y antepasados 

y porque por tus calles y plazas,

caminos y montañas 

he ido dejando

trozos de mí mismo.

Mesones, soy mesonero

porque aquí me parió mi madre

y porque en ti Mesones amamanté

mis primeras ilusiones y deseos.

Y palmo a palmo he ido absorbiendo

tu lluvia, tu polvo, tu fuego,

por eso te amo

a ti Mesones, 

mi pueblo.


 

Artículo y poesía escritos por el pastor mesonero, Bernardino Ibarzo Gil

 

Comentarios

  1. Me ha encantado leer esta historia de Bernardino Ibarzo no sé casi como he llegado hasta aquí pero he visto una “estela” de una persona a la que conocí cuando estaba por Soria ( yo soy de allí )tuvimos una gran amistad cuando él venía por Illueca algún domingo que otro… Compartimos libros, poesías , música , una época Preciosa de largas conversaciones intensas y profundas de todo tipo , siempre lo he recordado como un gran amigo que fue y si le puede hacer llegar un saludo de mi parte se lo agradecería, han pasado tantísimos años ! claro que no se si este blog está en el más absoluto olvido o que … ¿..?
    De… ROSA
    Gracias !

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