SAN BLAS, EL PATRÓN DE MESONES, TAMBIÉN ES “TEMPLARIO”
SAN BLAS, EL PATRÓN DE MESONES, TAMBIÉN ES “TEMPLARIO”
Ya dije en el artículo anterior que había uno -un artículo- que debía sacar antes o después, sí o sí; efectivamente, era éste. Los demás, como dije, ya no sé: no solo porque parezca que ya no interesa el tema, sino que todo esto que he sacado en el blog, al final, lo tengo que poner en “papel”; porque esto de la “informática”, parece ser, no debe ser del todo “seguro”; no se sabe si después todo esto se puede llegar a perder y, al menos, mientras alguien tenga algún libro (en “papel”), como hasta ahora, por muy “antiguo” que sea, todo esto se puede llegar a “conservar” para el futuro.
Al menos, para que dentro de otros 50 años, por ejemplo, cuando alguien “descubra”, otra vez, que el castillo de Mesones es un castillo templario, algún otro pueda decir (y enseñar, con pruebas), que esto ya lo descubrió Eloy muchos años antes (y es que es el camino que llevamos con las “Instituciones” hasta ahora, ya que solo tratan, como hemos visto, de “ocultarlo todo”; la verdad, es increíble; porque tontos no son; será, pues, por “otra cosa”).
Pero, como vaya sacando más artículos ya no voy a tener “sitio”, o el libro no se podría llegar a vender porque sería tan “gordo” (como el de “Petete”; aunque ponga “cuatro fotos” -que en realidad es lo más interesante de todo; y lo más “esclarecedor”, como hemos visto-) que llegaría a ser muy caro, y pocos podrían llegar a conocer su contenido; conocer todo esto que es lo que interesa realmente (aunque no esté del todo “completo”; aún faltan, al menos, algunas cosas interesantes, aunque ya no son del todo ”precisas”, se supone -aunque todo ayuda, está claro-).
Pero, a lo que vamos con este artículo. No solo, pues, la Virgen, la patrona de Mesones, sino que su patrón, San Blas, como dice el título, también es “templario”. La razón, como ya diré también después, incluso, parecería obvia: ya sabemos que los templarios fueron los primeros cristianos de Mesones desde los árabes. Algo, pues, pudo influir en esto. Y el que primero llega a un sitio es el que primero “pone los nombres”, en este caso, “los santos”. En este caso vamos a comprobar que aquí así fue también. Y, sin duda, ésta podría ser también una buena “clave”; aunque, para el que quiera entenderlo, como todo.
Supongo que, como yo, antes muchos ya se habrían preguntado por qué San Blas era el patrón de Mesones. Uno podría pensar que eso eran cosas de “curas”, y ya tan antiguas que no se podrían saber nunca, o que lo pudieran haber “elegido” los nuevos pobladores de Mesones cuando echaron a los moros (aunque ya vi que esto, con los repobladores, no “pegaba mucho”; no había un “patrón así”, sabiendo ya el origen de estos nuevos pobladores de Mesones). Por tanto, era algo que todavía estaba, pues, “en el aire”.
Pero, ya empezamos a “sospechar” cuando leímos el artículo de “Cabeza del Buey y la orden del Temple” (en el “famoso pasadizo subterráneo del castillo”), cuando los templarios, cerca de la ermita que hicieron de Nuestra Señora de Belén, en las montañas de Extremadura (en otro cruce de caminos, como se decía), erigieron otra dedicada a San Blas. Parecería mucha casualidad, pero como ya sabemos, que nos dijo Eloy en su libro del castillo, “las casualidades no existen, solo las causalidades”. Y, efectivamente, así es, no es ninguna casualidad que el patrón de Mesones sea, precisamente, San Blas.
Ante esa “sospecha” nos pusimos a buscar y pronto vimos que San Blas (como hemos descubierto también a San Sebastián) era un santo de la devoción de los templarios. Pero ¿quién era este santo que obtuvo esta especial devoción por parte del Temple? Porque lo de San Sebastián se entiende enseguida (el “soldado-cristiano”, como el “monje-guerrero”), como ya vimos, pero, ¿un obispo…?
Según Wikipedia, Blas de Sebaste, venerado como San Blas (armenio), fue un médico, obispo de Sebaste en Armenia (actual Sivas, Turquía) y martir cristiano. Hizo vida eremítica en una cueva en el bosque del monte Argeus, que convirtió en su sede episcopal. Fue torturado y ejecutado en la época del emperador romano Licinio, durante las persecuciones a los cristianos de principios del siglo IV. Su culto se extendió por todo Oriente y, más tarde, por Occidente (y, ya sabemos, los templarios -vamos, los cruzados; pero mucho más los templarios; eran más "observadores"- trajeron a occidente muchas influencias de oriente).
Bueno, algo más también que ya sabemos de nuestro patrón, por si no lo recordábamos. La verdad, que ya solo me acordaba de que fue obispo (por el "gorro") y por lo de los roscones, dado que es tradición en Mesones, y porque comiéndolos, nos decían ya de pequeños, se curaba la garganta (es el patrón de las enfermedades de la garganta; en Wikipedia también pone por qué).
Y ahora, al leer esto (que vivió en una cueva, en el bosque, como eremita, en un monte, y que convirtió ese lugar en su “sede episcopal”), nos viene enseguida también de nuevo a la mente el propio artículo de “Cabeza del Buey y la orden del Temple”; el motivo por el que hicieron allí los “caballeros templarios de origen galo” esa ermita de Nuestra Señora de Belén, como ya vimos (hace poco salió en un programa de Aragón TV un reportaje de los templarios en Zaragoza -en la calle del Temple; unos subterráneos que comunicaban con el río; a ver si se descubre ya el de Mesones, vamos, lo de “picar ya un poco”-, y alguien dijo que los cátaros -del sureste de Francia, “galos”- y los templarios, “primos hermanos”; aunque eran católicos, los templarios, debían tener, pues, sus propias “manías”); y ahora ya sabemos también, pues, con esto, el motivo de que hicieran allí, los mismos, la de San Blas. Sin duda, por el mismo motivo que los templarios colocaron también a San Blas en su devoción en este castillo de Mesones; por la “vida eremítica, en el bosque, en una cueva”, en un “lugar sagrado” para los antiguos, como pensaron los templarios de Mesones.
http://www.castillodemesonesdeisuela.com/2022/10/el-famoso-pasadizo-subterraneo-del.html
Y ahora comprendemos también por qué el Cister hizo su monasterio de Piedra en ese lugar, o el de Veruela, debajo del Moncayo, o el de Rueda junto al río Ebro; o el de Trasobares (con su cueva de los Sentones, que ya vimos); por no hablar ya del de Poblet, en el corazón de las “montañas”. Sin duda, todo debido a San Bernardo de Claraval, el cisterciense más influyente y el “patrón de los templarios”, que pensaba “regenerar” el mundo, con la sencillez, la austeridad (no hay mejor “sede episcopal”, en esto, que una cueva en el bosque), lo “natural”, y con lo más “puro”, como la Virgen. Con él, la Orden del Císter, fundada poco antes de su ingreso, bajo la regla de San Benito (“ora y labora” -reza y trabaja-) se expandió por toda Europa y ocupó el primer plano de la influencia religiosa. Sus contribuciones perfilaron la religiosidad cristiana y la vida monástica. Todo esto nos lo explicó también muy bien Eloy en su libro del castillo. Ya sabemos que aquí está “casi” todo.
Si los templarios eligieron Mesones, en el barranco de Andacón (como habían elegido el cañón del río Lobos en Ucero -otro barranco, con sus cuevas- para su castillo y su ermita de San Bartolo) “siguiendo la línea” (como ya sabemos), para hacer aquí su “monasterio-castillo” (y su “representación única”, la Jerusalén Celestial como ya vimos; y diferente “a todo” -de por aquí-), en él no podía faltar, sin duda, un santo “eremita” como San Blas. Como tampoco faltó en Castellote, pueblo también de “montañas”, donde no solo hicieron su castillo en el roquedo (“dibujando” a la Virgen), sino que levantaron también en el siglo XIII una ermita “dedicada a San Blas” (Cuevas del Cañart).
Como la habían hecho ya un siglo antes los “francos cruzados” en Zaragoza, entre las calles de San Pablo y San Blas, cuando la conquista por Alfonso I (en la actual iglesia de San Pablo estuvo antes la ermita de San Blas, santo que se venera en esta iglesia). Más tarde, a los cruzados, ya sabemos, les dejó ese rey todo su reino. Y no hay nada más vistoso que el desfile de moros y cristianos (templarios) de San Blas de la ciudad de Alicante (el origen del barrio fue también otra ermita). Y creo que ya no hace falta extenderse más en esto, aunque ejemplos los hay “a cientos” (véase, también, por ejemplo, lo del castillo “moderno” de “San Blas” de Ponferrada -en Ponferrada, además, todo el mundo sabe, está el castillo templario de España más famoso y conocido; “igual dentro de poco el de Mesones le quita el puesto”-).
Ya vimos en un artículo (el de los “gozos”; ya sabemos, esto es un mero resumen de los artículos; el que no se los lea no “sabrá nada”) cómo se transmitió hasta hoy en Mesones la devoción a la Virgen de los Ángeles, o la Virgen del castillo (de la que antes nada se sabía, como leímos). Lo de San Blas en Mesones pudo ser algo muy parecido (sin duda, iba todo “unido”). D. Lope trasladó a su nueva ermita (aquí puso, ya sabemos, su bajada a la cripta) que hizo en la torre noreste (torre que usó como cabecera -igual que ahora- y para su “cúpula”, como aquí se conoce), no solo la devoción a la Virgen, sino también a San Blas, dado que estaría representado en la antigua capilla templaria (que, como ya sabemos, conoció perfectamente antes de la “destroza”; después, lo querría dejar -como buen “templario”- “todo igual que estaba” -no iba a quitar, además, ahora, a ningún santo; eso estaría muy feo y hasta daría muy mala suerte; aún estábamos en la Edad Media, donde se ponían “signos”-).
http://www.castillodemesonesdeisuela.com/2022/06/gozos-de-la-virgen-de-los-angeles.html
Si la iglesia del castillo templario de Peñíscola estuvo dedicada a la Virgen y a los Tres Reyes Magos, a la vez, la de la capilla del castillo templario de Mesones (y la de D. Lope) lo pudo estar, pues, a la Virgen y a San Blas (los dos, pues, de lo más “templario”; y ya, los dos “patrones” de Mesones, y hasta ahora, “juntos”). Lo del “monasterio”, es decir, “el propio castillo”, ya dije que igual tenía otro nombre “templario”, el de San Bernardo, por el escudo (todo esto, sin duda, lo “borraron”). D. Lope, ya sabemos, hizo un “palacio” (desde la desaparición de los templarios ya no fue ningún convento o monasterio, porque se lo quedó el rey, todo para él; si se lo quedan los hospitalarios, igual hubieran seguido, aunque no les cuadrara lo de San Bernardo -los templarios ya tenían su propias “creencias”; esto lo hicieron solo los de “Montesa”, pero en Valencia, como ya sabemos-).
Desde la desaparición de los templarios (los primeros cristianos en Mesones desde los árabes, como ya he dicho), la escasa población cristiana de Mesones (administradores y sus sirvientes, principalmente, y algún “señor” que estuviera allí ocasionalmente; así como comerciantes y otros trabajadores -ya vimos cómo convivieron en Mesones cristianos “viejos” con los “nuevos”; aquí había alguno de El Frasno; por eso después llegaron muchos-) mantendrían a lo largo de los siglos esta tradición devota en el castillo, donde estaba la única “iglesia”, en un pueblo de moros (ahora ya tenían con D. Lope un buen camino para subir a la ermita, como conocimos aún, de piedra de río; entonces también se haría ya alguna “boda cristiana”, como ahora).
Cuando convirtieron a los moros en cristianos, sin duda, tuvieron que “nombrar” a un patrón para su pueblo (esto, lógicamente, lo harían los curas; a los “moros”, convertidos por “obligación”, les daría igual). Y al que tenían allí ya era, precisamente, a San Blas. No había ninguna duda de quién podía ser. Pero, para la iglesia, ya lo sería también antes; ya figuraría así en los “papeles” de la “única iglesia” del pueblo, antes (ya sabemos que la Iglesia lo “controlaba todo” -para cobrar sus diezmos-; en las listas antiguas de las parroquias de la Iglesia ya sale Mesones, aunque hubiera mezquita; esto nos extrañó entonces, sería, pues, por la “iglesia del castillo”, que ya tenía, pues, sus “santos”). Cuando construyeron la actual iglesia, la de la plaza, donde antes estaba la mezquita, la dedicaron a la Asunción (a la Virgen), porque ya tenían a San Blas como patrón.
Cuando después llegaron los nuevos repobladores, en 1611, fue ya con lo que se encontraron (y con el cura de Mesones que había estado ya muchos años con los conversos, ms. Miguel Vicente de Vera -lógicamente, de Illueca-). En principio, pues, nada tendría que ver todo esto con los nuevos vecinos y feligreses. Como sabemos, el hijo de un repoblador (el más joven de todos los hermanos) fue el que amplió después la ermita del castillo, sustituyendo la nave de D. Lope, porque se le quedaría pequeña (ahora ya era “todo” el pueblo cristiano; vamos, desde la conversión también, pero los conversos -los moriscos; aunque por aquí los siguieran llamando “moros”- no estarían por esa labor en el castillo; no serían tan “devotos”).
En este momento, quizás, pudieron desaparecer las representaciones de San Blas que pudiera haber todavía en la anterior ermita del castillo, dedicando una capilla ahora a otro santo, San Ramón Nonato, el patrón de Tierga (allí la patrona no es la Virgen, sino Santa Rosa de Lima; allí no estuvieron los templarios), de donde procedían la mayoría de los repobladores de Mesones (y de donde era su padre, Miguel Gascón; como dije una vez, del que descienden “todos” los que tengan “antecedentes” familiares en Mesones -si parece haber un mayor interés, algún día sacaré también el origen del resto de los apellidos de Mesones; sin duda, algo también muy interesante, y con algunas “sorpresas”; sorpresas de las que venimos “todos”-).
Lo de los santos de las otras ermitas de Mesones, del siglo XVII, la de San Vicente (quizá, la primera, al estar más cerca del pueblo entonces) y la de San Roque (situadas en las entradas al pueblo, para protegerlo -sobre todo, de las pestes, como hacían los cristianos en sus pueblos-) se supone, ya sí que sería cosa de estos nuevos pobladores de Mesones, pero no lo de antes, como hemos visto, San Blas y la Virgen (desde un principio, pues, los dos “patrones” de Mesones “juntos”; desde los templarios, y así se ha conservado todo esto; y nada es “casualidad”, como bien nos decía Eloy).
Ya vamos sabiendo, pues, también, más cosas de Mesones. Al final, ya casi parece que lo sabemos todo, al menos, lo “principal” (desde la prehistoria -los dólmenes; como nos enseñó Paz- hasta ahora; pasando por el poblado de la Edad de Bronce -hay mucho cobre, “verde”; y pequeñas minas de cobre-, el celtibérico -la Edad de Hierro; hay escorias de “hierro”; y ya sabemos lo de las minas de hierro de Mesones-, el de la Roma Republicana y el de la Imperial -el actual asentamiento- ; y el resto, ya se conoce); al menos, seguramente, sí podremos saber mucho más que otros pueblos. Aunque como ya he dicho muchas veces, nada de todo esto aparecerá todavía en las páginas “oficiales” de Mesones (ni de la Comarca; aunque lo sepan todo); quizás, nunca. Ya sabemos también por qué (la verdad, solo existen dos posibles razones, y “ninguna buena”: si la una mala, la otra peor, como se dice). Por lo que el que no se lea todo esto, no sabrá de Mesones casi nada, seguro (al menos, nada de lo que aquí se diga, vamos).
San Blas no es el único patrón de un pueblo de la comarca, como Mesones, también lo es de Oseja, dado que desde el siglo XII fue de otra orden religioso-militar, de otros "cruzados de Tierra Santa", de la orden del Santo Sepulcro, que tuvo muchas posesiones en esta comarca (en Aranda también hubo una ermita; aquí seguramente también tuvieron posesiones los del Santo Sepulcro; pero aquí también estuvo la orden de San Jorge de Alfama, que pasó después a la de Montesa -vamos, a los “templarios”-; en Aranda también estuvieron las ermitas de “San Bartolomé y San Sebastián”, ya los “conocemos”; por aquí pasaría el “camino de Santiago” de Gotor, que saldría de “Ricla” y que iría hasta Ucero). Y, como ya he dicho, como en Mesones, los “primeros cristianos" que llegaban a un sitio "ponían los santos". Y las órdenes religioso-militares, como también sabemos, eran la “avanzadilla” de la Iglesia. Además, la iglesia de Oseja es de la Magdalena, también "muy de los cruzados"; hay hasta restos "románicos" (en Ricla es su patrona, por los templarios; y también celebran aquí a San Blas; es uno de sus santos). Lo de Brea, no sé si se sabe; perteneció al Pilar, pero esto de las ermitas desde el siglo XVI debía ser cosa de los pobladores, como hemos visto en Mesones, para “proteger” a sus pueblos: si no estaba relacionado con Oseja (a través del Santo Sepulcro o de los nuevos pobladores de Brea), igual lo estaba con Mesones, que es lo más probable. No sé si en la historia de Brea y, concretamente, de su ermita de s. Blas, existe alguna documentación al respecto. Si no, igual hay que buscarla cuando pudieron llegar muchos moriscos, sobre todo, de origen castellano, de Mesones a Brea (la mayoría ya, verdaderos cristianos que celebrarían la fiesta de su santo); y es que ya sabemos que el crecimiento de Brea en un determinado momento fue excepcional. Y es que aún falta mucho por investigar en la historia de la comarca. Espero que alguien no lo impida. Aunque ya sabemos, que lo que no descubran los que están por ahí "metidos", no se sabrá nunca. Hasta lo querrán esconder y todo.
Tantas coincidencias no pueden ser nunca casualidad.
ResponderEliminarMuy bien Lucio me ha gustado la historia de San Blas y antepasados del pueblo de mesones
ResponderEliminarEspero que alguien te pueda ayudar para sacar esto adelante
Gracias Lucio por tu trabajo y compañeros
Gracias por hacernos conocer la historia de Mesones y su Castillo,felicito al grupo,sus fotos tan claras de esos lugares,y sus investigaciones. Noemi descendiente de antiguos pobladores de esa comarca.
ResponderEliminar