DIEZ “CLAVES” PARA SABER QUE EL CASTILLO DE MESONES LO HICIERON LOS TEMPLARIOS
DIEZ “CLAVES” PARA SABER QUE EL CASTILLO DE MESONES LO HICIERON LOS TEMPLARIOS (Y NO D. LOPE, COMO SIGUEN AÚN DICIENDO EN TODOS LOS SITIOS, ALGUNOS, AUN SABIENDO QUE NO ES CIERTO; OTROS, AÚN NO SE HABRÁN ENTERADO DE NADA. PERO, PARECERÍA QUE NADIE QUIERE “MOLESTARSE” EN CAMBIAR LO QUE ANTES DIJO. AUNQUE ESTO ESTÁ BIEN; ES PARTE DE LA HISTORIA; PERO LAS PÁGINAS “OFICIALES”, AL MENOS, DEBEN CONTAR YA TODO: LO QUE DIJERON ANTES Y LO DE AHORA)
Esto es simplemente un resumen (además, como veréis, muy resumido, aunque parezca lo contrario, en el que me dejo, por supuesto, MUCHAS MÁS CLAVES, todas ellas también importantes; algún día, quizá, ponga OTRAS DIEZ) de lo aparecido en los artículos del blog de Mesones y su castillo; por lo que no se podrá entender bien todo esto si uno no se ha leído antes los artículos -y el que no lo haya hecho, igual se anima ahora a leerlos, aunque sea por simple curiosidad-; y el orden expuesto no significa absolutamente nada, es solo circunstancial, por lo de “tanto monta…”.
Casi todas nos las expuso ya Eloy en su libro del castillo. Quizá, lo que vaya a hacer ahora es solo sacarle algo de “punta”. Los “expertos” ya no tienen ninguna duda sobre esto -algunos ya me lo han dicho-; pero los que antes dijeron otra cosa -vamos, que metieron la pata hasta el fondo; estando TODO A LA VISTA- no se querrán “desdecir” ahora, simplemente, no les interesa rectificar nada, para no “delatarse”; y por la Administración debe haber muchos “metidos”; no queriendo reconocer, jamás, el mérito de Eloy -no era uno de ellos- y todo lo que ha hecho por Mesones y su castillo; y por Aragón y por España, vamos.
El problema es que están haciendo mucho daño con ocultarlo todo, ocultar la verdad a todo el mundo; cuando descubran la verdad, a los que le han “ocultado todo” -que no se lo merecían, en absoluto-, no perdonarán a nadie. No se puede arruinar así el futuro de una región, de una comunidad, de las gentes; no tiene perdón de Dios.
Cuando aparecieron las primeras noticias en páginas de castillos sobre el origen templario del castillo de Mesones, poco después de que Eloy sacara su libro (LÓGICAMENTE, A CAUSA DE ESTO), una de “estudios templarios” salió enseguida a la palestra negándolo todo (sin ni siquiera haberse leído el libro de Eloy), con un artículo hecho para la ocasión sobre el castillo de Mesones; dado que parece que se informaría en las “páginas oficiales” y debió encontrar lo del “informe rector” (no lo del SIPCA; parece que a esto ya no le hizo ni caso, aun siendo la página “oficial del castillo”), queriendo dejar las cosas claras para que nadie fuera “engañado”.
Por eso digo que las páginas oficiales son importantes porque la gente se fía de ellas (bueno, como hemos visto, solo de algunas). Y ya, con lo que dicen esas páginas, uno ya puede “interpretar” y hablar de cosas que nunca ha visto, ni piensa ir a verlas; haciendo también ya suposiciones y conclusiones “coherentes”, con lo que exponen esas páginas y, en muchos casos, también, “inventándose” ya las cosas.
1ª.- La puerta elevada. Quizá sea lo que más llame la atención en este castillo, aunque hay otras (“claves”) que tendrían igual valor “demostrativo”. Ya sabemos que era la puerta original del castillo, con rastrillo (aún está el hueco -la raja-, arriba), y hasta con un cadalso encima de la rampa que hubiera. No es ningún balcón para tomar el sol, o el “aire”, como también se había dicho (ahí pega bien; el arzobispo hizo bien en cerrarla), y con el acantilado “artificial” abajo; para un balcón no hacía falta esto (lo del ”recodo”, que ya sabemos). Y con saeteras por el camino (no están ya por otros sitios del castillo).
El arzobispo ya sabemos que hizo otra (puerta) para entrar, poniendo su escudo (ésta sí que la hizo él; por esto, le gustaba poner su escudo en las puertas, como sabemos). Como sabemos también, tuvo que hacer un nuevo camino y una barbacana. Por tanto, si primero hizo esta puerta elevada, y sin poner su escudo, algo raro, ¿por qué después iba a hacer otra por otro sitio? Lo del escudo, repicado, con la cruz patada de la clave inclinada de la puerta, a ver si lo vemos mejor un día; habrá que acercarse más.
Ya sabemos, pues, que había un castillo antes que D. Lope (también lo dice ya el informe “rector”, por esto de esta puerta; no le quedaba otra; y, al menos, alguna “estructura”, como parece que dice), por el que se entraba por otro sitio; y las piedras y sillares y los signos de cantero de esa parte de la puerta elevada (y todo) son iguales que en el resto del castillo. Por ello, eso de que el castillo se hiciera por fases, como también se ha dicho (“informe rector”; aquí “Prades” ya no pintaría nada) es también un “invento” sin sentido. No sé cómo se lo montaban los “guías” para explicarlo todo, IMPOSIBLE (igual algún turista pensó que le estaban tomando el pelo, supongo; alguien ya me lo dijo).
2ª.- La famosa basa de la Virgen metida en las almenas del muro de la puerta actual del castillo, tan baja (esto de la altura es solo para saber que allí, antes de que la metieran, ya no había nada; si hubiera estado más alta, podría pensarse que pudo haber un recrecimiento de las mismas). Sabemos que esas almenas, de mampostería (como muchas obras del arzobispo; los templarios, nunca; ya sabemos que era un “templo de Dios”), las hizo d. Lope (quién si no; en ese muro está “su puerta”, con su escudo), cuando cambió la puerta de entrada del castillo de sitio, porque ya no existían las anteriores almenas templarias (las habían quitado para “debilitar” el castillo cuando la guerra de los Pedros; ya sabemos también todo esto).
Era ahora, pues, la zona más vulnerable del castillo, la de la puerta de entrada, y el arzobispo tenía que reforzar ese muro. Y así lo hizo: hizo las almenas arriba en el muro (las únicas que reconstruyó; no le hacían falta más, con semejante castillo) y engrosó dicho muro (vemos las puertas “siamesas”; los templarios nunca hubieran hecho unas puertas “siamesas” en este su “templo”, donde era todo “perfecto” -así es la JERUSALÉN CELESTIAL, como vimos, la “perfección absoluta”-). Y los albañiles hicieron las almenas con los escombros que encontraron de la destroza, donde estaría la basa. La Virgen la guardaron, pero no la basa. Quizá, esto sea siempre un misterio (seguramente, alguien dijo: coger la Virgen para guardarla; y, al pie de la letra).
Por esto podemos saber ya también que, antes de D. Lope, aquí había ya una Virgen, la actual (y ya hemos visto que también aquí había antes un castillo), en un pueblo de moros, donde había una mezquita en el pueblo, y ninguna iglesia. Por tanto, si en Mesones había alguna iglesia ésta estaría en el castillo, donde estaba la basa. Y ¿quién iba a hacer una iglesia o una ermita, o capilla, en un castillo antes que D. Lope…? Como la hicieron en Sádaba los hospitalarios, también monjes. Lástima que no se haya conservado la capilla templaria del castillo de Mesones; aunque hubieran quitado todos los símbolos templarios, seguramente, se sabría que era templaria; alguna pista habrían dejado (aunque el rey, cuando se quedó Mesones, ya todo para él, intentara borrar todas, como hemos visto ya); igual hasta se sabría por el rosetón de la entrada, quizá, parecido al de San Bartolo de Ucero (dado que parece ser que los canteros serían de la misma “escuela”; y ese modelo igual lo tenían ya bien cogido).
En definitiva, D. Lope reconstruyó unas almenas en un castillo que ya estaba, en este castillo, y metió ahí la basa de la Virgen, que también estaba en este castillo (no la cogió de la mezquita, seguro).
3ª.- La “famosa” terraza del castillo. El informe “director” (el SIPCA aún sigue con lo suyo, que lo hizo todo el arzobispo, y de una sola vez, de una tacada, como bien dijo Prades; de la puerta elevada, claro está, no dice nada; le parecería todavía la salida a un balcón apoyado en maderos) nos dice que la harían los Urrea (los que no valieron ni para quitar un madero; de lo que les preparó su tío para ellos, en la cripta, nada; solo usaron el castillo para hacer la guerra).
Y es que a este informe “rector”, como prefiero llamarlo, no le quedaba otra si decía que el castillo lo había hecho D. Lope (será por sus escudos -¡qué bien confundió a todos el hombre¡; quizá, aun sin quererlo-); cómo va a hacer el castillo el arzobispo y después de hecho agujerear torres y murallas para hacer la terraza. Porque una cosa es decir, como dice, que la zona oeste del castillo (por la “puerta elevada”) la habían hecho “otros” (si en la puerta actual está su escudo, ésta la hizo el arzobispo, seguro -como ya dije una vez-; y no podía haber dos puertas de entrada, y además sin poner su escudo en la otra), y otra decir que no solo era esa zona de la puerta, sino que había también otras zonas del castillo antes que tampoco había hecho D. Lope, al menos, hasta la torre central sur (incluida ésta), donde estaba la terraza; vamos, casi medio castillo ya. Esto hubiera sido ya mucho, supongo, aunque por decir que no se diga (porque si lo uno no tiene sentido alguno, lo otro tampoco; cuando todos los sillares de todas las zonas del castillo, y los signos de cantero, como ya he dicho muchas veces, y como dijo Prades, son iguales; y por lo que veremos en la siguiente “clave” de las cocinas -ahora sí que sería ya más de medio castillo que no haría D. Lope-).
Aunque también, con el tiempo, podrían llegar a decir que Eloy no descubrió nada porque ellos ya lo habían dicho todo al considerar que a las reformas (ahora sabemos también que fueron en algún sitio “rehabilitaciones”) de D. Lope las llamaron “construcción” del “castillo gótico”, al que se refieren (al haber dicho también que se construyó ya sobre otro anterior). Aunque, con esto de la terraza, ya no les valdría ahora; vamos, que se les vería ya el plumero, claramente.
Por tanto, según el informe “rector”, poco después de hacer su tío (de los Urrea) el castillo, parece que no les gustó a los sobrinos y lo desarmaron todo, agujereando las torres y los muros del castillo en ese lado sur, lo nunca visto en un castillo. Si lo de la carrera y el cambio de puerta (con su escudo), y la barbacana, era cosa de d. Lope, la terraza también tenía que serlo: de ahí la garita en esa terraza para vigilar la puerta de debajo de la barbacana.
Pero, también se podría decir que lo de la barbacana fue solo cosa de los Urrea, y no de su tío. Pero, esto último tampoco cuela. Si precisamente los Urrea querían solo el castillo para defender lo suyo, para hacer la guerra, cuanto mejor defendido estuviera, mejor; y no agujereando torres y murallas para hacer una terraza “señorial”, además, con toda la obra y el gasto que ello tuvo que conllevar, como podemos ver a simple vista (y los Urrea estaban empeñados, como sabemos, “hasta las cejas”; con que como para hacer “terracitas”, con columnas cuádruples y todo; el arzobispo, por todo lo que vemos que hizo, sí que podía hacerlo, perfectamente; desde luego, se tuvo que gastar lo suyo; como vimos, quizás hiciera hasta tres “techos” mudéjares -como ya dije, igual dos se fueron a USA-).
Y ya sabemos que D. Lope hizo el palacio en esa mitad oeste (como dicen todas las publicaciones), cogiendo para ello la torre central sur y la norte, tapando la entrada a la primera por el patio de armas: “solo se podía entrar ahora ya por la terraza”, como sabemos. Por lo de que los Urrea hicieron la terraza, tampoco vale. En la sala de la Felipa, una habitación “señorial” del palacio de D. Lope, además, está su escudo, y no el de los Urrea (que aún no se sabe bien el que era en ese momento).
Y tampoco vale que D. Lope hiciera el castillo sin terraza y después agujereara las torres y los muros exteriores del castillo para hacerla, como ya he dicho; y en muy pocos años, por lo que sabemos.
4ª.- Las cocinas. Las cocinas de D. Lope (las templarias ya sabemos también donde estaban; como las cocinas de D. Lope, junto al aljibe, pero el templario; ya vimos el agujero pegado al muro para subir la carrucha con el agua) son también una de las claves, y por aquí hay muchos escudos, de D. Lope. Como hemos ido viendo, por aquí (bueno, por todo) lo cambió todo el hombre. Todas las paredes de las estancias de esa zona del muro norte, hasta la torre central, están cambiadas, corridas. Y esto sí que lo hizo D. Lope, por sus escudos.
No se podría decir, pues ya, que eso fue cosa de los Urrea (lo de la terraza podía colar, en principio; pero ya hemos visto que no). Y no tiene sentido pensar que D. Lope hizo unos muros y unas saeteras y que después no le gustó y lo cambió todo (hasta tapando las propias saeteras) para hacer ahí las cocinas y el aljibe (o se debió olvidar de esto en los planos); además, debiendo cambiar también los muros de abajo, de las “cuadras”, para que no se le callera todo; vamos, gastarse por ese cambio (olvido o capricho) un dineral; solo el desmontar los muros templarios le tuvo que costar una barbaridad (el hacerlos, ya menos; ya vimos cómo los hizo), algo que no hicieron ni en la guerra de los Pedros (desmontar muros “templarios”).
Y si hubiera sido así, pensaríamos ahora que D. Lope era un nostálgico de la historia y de las tradiciones antiguas, y del luchar solo con armas antiguas (como un auténtico samurái) al hacer ya a finales del XIV saeteras, cuando ya solo se hacían troneras.
Y otra cosa extraña es que hiciera su “salón palaciego”, en el muro oeste, abierto con aspilleras (tampoco troneras); qué raro para un salón “palaciego”. Aspilleras que ahora ya no apuntaban tampoco, como las de las cocinas, a ningún camino (salvo que se dijera que todo lo hizo D. Lope al cambiar de idea; incluido la puerta elevada, aunque sin poner su escudo en ésta ya daría mucho que pensar).
Por tanto, está claro también con esto que D. Lope actuó sobre un castillo anterior hecho todo de buena piedra sillar, no como sus nuevos muros para separar las estancias. Fueron simplemente “reformas”, ni siquiera rehabilitaciones, en este caso, para hacer las cocinas y ampliar el salón “palaciego” (aquí, como también sabemos, corrió un muro para hacer el salón más grande; y, al hacer también el aljibe en ese lugar, ocultó ya por completo la sala secreta de los templarios).
5ª.- El palacio de D. Lope, en la zona oeste. Visto ya lo anterior, hasta aquí alguien podría decir (y esto de acuerdo al “espíritu”, parece ser, del informe “rector”; obviando absolutamente todo lo demás): está bien, hasta las torres centrales había un castillo anterior, pero el resto sí que es ya de d. Lope, aquí está su capilla. Por lo que decir que el castillo de Mesones lo construyó el arzobispo en el siglo XIV es correcto (lo demás, son “detalles”); por tanto, es un castillo que se construyó por “fases”, y D. Lope fue, también, el “constructor”, el que hizo este castillo de Mesones.
Pero, Eloy lo dejó ya muy claro también. Y en esto tienen razón todas las publicaciones que lo dicen, que en esa parte oeste hizo el arzobispo su palacio y en la este el patio de armas. Pero, aún no he visto en ningún sitio decir por qué la torre sureste, en el lado este, el que no era palacio, donde estaba la guarnición, está ahora tan “hermosamente” rehabilitada, si era solo una zona más de la defensa del castillo, junto al patio de armas, no del palacio que hizo D. Lope (es mejor que se rehabiliten primero “palacios” o zonas más nobles, creo; siempre son más “vistosas”); y con ese balcón “festejador” tan hermoso y esas esquinas en el interior de la torre de piedra labrada (una maravilla). ¿Y para qué querían balcones festejadores los defensores del castillo? Y, además, con la ventana a unos dos metros del camino de entrada (una auténtica imprudencia, sin duda). Y con unos aseos arriba que ni siquiera estuvieron nunca en el palacio de D. Lope.
Supongo que es porque los que hablaban por oídas del castillo no conocían bien este castillo, quizá, porque no habían estado aquí nunca.
Ahora sabemos que era la habitación del “jefe”, tan decorada como su “oficina”, la torre noreste (donde ahora está la capilla); y la más “protegida” de todas (la que más signos de cantero tiene); y junto a la capilla “templaria” (mayor “protección”); y con el escudo de su patrón en la puerta de entrada (todavía, más “protección”). Y es que esa zona este del castillo era la zona “residencial” del castillo templario, como sabemos; el arzobispo, ya lo sabemos también, lo cambió todo de sitio.
Y, además, si D. Lope hizo un enorme aljibe en ese lado este (como ya demostró Eloy lo que eran esos subterráneos; y ya habían dicho también antes otros, sin demostrarlo), ¿por qué hizo dos más en otros sitios del castillo? En este caso, habría que preguntarse, pues, dónde puso el arzobispo los calabozos. Otro misterio. Pero, nosotros ya sabemos que los puso en el aljibe templario, quitando la escalera y haciendo un agujero arriba (no le valía el de la carrucha, que hemos visto antes, al estar pegado a un muro).
6ª.- Los signos de cantero. En ningún castillo hay tantos, ni tan variados. Pero esto es lo más normal del mundo. Estos se ponían en iglesias, ermitas, catedrales, conventos, monasterios; pero no se solían poner en los castillos, salvo que fueran algo más que castillos, es decir, también un edificio “religioso” (que hiciera las veces también de convento o monasterio de monjes, como en el caso de las órdenes religioso-militares). Así, los encontramos en sillares de castillos que han sido de órdenes religiosas (Sádaba, Castellote, Castejón de Monegros, Mora de Rubielos -fue del gran maestre de la orden de San Juan-) o que han tenido alguna capilla o iglesia dentro (y, por tanto, están en los sillares de esas iglesias o capillas, como Loarre, que también fue una Abadía ); y también en castillos y palacios de “arzobispos” (Valderrobres -del de Zaragoza- o Mesones -reformas de D. Lope-), ya que eran también más que un castillo o un palacio, eran la residencia de un ministro de Dios, y debía ser también, por ello, “protegida”.
Sabiendo ya el significado de las marcas y signos de cantero (a Bozal parece que, como a Eloy, aún no le hace caso nadie; muchos “expertos” han dicho antes muchas otras cosas -y tampoco se van a “desdecir” para “delatarse”-), vemos que muchos del castillo de Mesones coinciden con los de Castellote y con los de San Bartolomé de Ucero, las dos, construcciones templarias; y hasta con Castejón de Monegros, como vimos (todas, como dicen, del s. XIII, y no del XIV, de cuando D. Lope). Y ya vimos que hay signos, como el de la V con V invertida (formando un rombo en medio; uno de los signos más abundantes del castillo de Mesones), representando a la Virgen, que no se encuentran en construcciones del tiempo de D. Lope (no están, por ejemplo, en los castillos góticos de Mora y Valderrobres, de finales del XIV, como ya dije), por lo que el castillo de Mesones es de otra época diferente, y no de la del arzobispo.
Y en el siglo XIII aquí, en Mesones, estaban los templarios, una orden religiosa, por tanto, en un castillo-monasterio, como hemos visto, donde “ponían signos”. También dije que la cruz-estrella de ocho puntas (parece un símbolo muy “templario”; no se encuentra en otros sitos) no solo estaba en Mesones y en San Bartolo, sino en el castillo de Almodóvar del Río, donde también estuvieron un tiempo los templarios en ese siglo XIII, junto a su cortijo y su ermita de San Sebastián que levantaron (curiosamente, el mismo santo que en la ermita-castillo de Castejón de Monegros; San Sebastián, el soldado-cristiano -como los monjes guerreros- que fue martirizado por los romanos; lo de Castejón no debería crear ya ninguna duda tampoco: aquí hicieron también los templarios un gran castillo con buenos sillares; también era un “monasterio” de templarios, y bien “protegido”, como vimos, con los signos de cantero).
Pero, lo que sorprende en este castillo de Mesones es la variedad y cantidad de signos; seguramente, no hay otro en el mundo igual; ni siquiera, es posible, algún gran monasterio con esta cantidad y variedad; posiblemente haya más de 200 signos diferentes. Hay monasterios cistercienses que se podrían aproximar, pero quizá no superarle. La razón puede estar en lo que ya dije, que este castillo es “diferente”, y mucho más que un castillo o monasterio, sin duda, algo “único”, como ya vimos.
7ª.- El monasterio-castillo. Ya sabemos (y todo el mundo dice) que D. Lope hizo aquí un castillo-palacio, aunque no lo llegó a terminar, dicen; y, lógicamente, lo hizo de acuerdo a los gustos de su época (ya vimos todos esos “detalles palaciegos”, a la última moda, sin duda: terrazas “señoriales”, balcones festejadores -por dentro y por fuera; algunos con la “ventana pequeña”, como ya vimos; y otros con la ventana, como otras ventanas del interior, o el techo “decorados”-; fuentes dentro del castillo -seguramente, dos-, respiraderos de cocina -lo nunca visto; sin duda, también, lo último de lo último-, escudos “decorativos” por todos sitios, etc.).
Ya sabemos también lo que hizo el Papa Luna en Peñíscola, un castillo de templarios: cambió el claustro interior por un jardín con una fuente en medio (esto es lo que dicen los paneles informativos de ese castillo).
Así pues, en la época de D. Lope ya se hacían jardines “cristianos” en los palacios, al estilo de los de los moros (véase, la Alhambra; o antes, la Aljafería). Pero, como sabemos, hemos encontrado elementos pertenecientes a un claustro del castillo. Y los pilares adosados a los muros del lado oeste delatan que en el interior del castillo había uno. Y que sus marcas de cantero son como otras de los sillares del castillo (“no es, pues, algo de D. Lope”).
Si el castillo lo hizo D. Lope, queriendo hacer también un palacio (de su tiempo), no tiene sentido que hiciera un claustro; estos los hacían solo los monjes en los monasterios. Por lo que podría decirse que este claustro del castillo de Mesones no lo hizo D. Lope; lo debió hacer, en un castillo, como en Peñíscola, alguna orden religiosa (en Mesones, ¿el Temple?).
8ª.- La simbología del castillo. Ya lo dijo también hace muchos años García Atienza, que este no era un castillo cualquiera, que tenía mucho de “templario”, aunque no llegara a estudiarlo. Pero, tampoco nadie ya se preocupó por esto. Parece ser que a nadie le interesaba, y menos a los que antes habían dicho otra cosa (porque no se habían dado cuenta de nada). La Administración, ya sabemos, no se preocupa por todo esto, salvo que les interese a los que están por ahí “metidos”. Eloy sí que ya lo estudió a fondo, y lo descubrió todo.
Ya hemos hablado mucho en este blog de esta simbología constructiva del castillo de Mesones: estamos ante un claro ejemplo aquí de la “Arquitectura Sagrada” (como sabemos ya, el castillo de Mesones “no es solo un castillo”); estructuralmente, con dos partes diferenciadas, el lado este, el oriental, con sus tres torres hexagonales (por donde sale el sol, la luz, y donde estaba la ermita templaria, lo “celestial”) y el lado oeste, lo “terrenal”, donde se pone el sol, con sus torres cuadrada y octogonales -el octógono, la unión del cuadrado, la Tierra, y el círculo, el Cielo-. Todo, representando, en este castillo, la unión de la Tierra y el Cielo (como hemos visto que querían los templarios; y con esas escaleras “templarias”: “como es abajo, es arriba”); el significado también de la torre más alta, la única, octagonal, un “portal dimensional”, para conectar la Tierra y el Cielo. Todo, pues, muy simbólico y muy “templario”. Y todo “perfecto”: orden, simetría, materiales (solo sillares). Y es que era también este castillo la representación de la “perfección absoluta”: planta totalmente regular, con seis torres (el número de la perfección) con dos formas cada una (6 x 2= 12; la perfección absoluta, el símbolo del orden cósmico, y de CRISTO); como ya vimos, la JERUSALÉN CELESTE representada en este castillo de Mesones y, como ya sabemos también, en un lugar “mágico”.
Que toda esta simbología constructiva, de orden, de simetría, de materiales, de “perfección”, de la “Arquitectura Sagrada”, fuera cosa de D. Lope, ya a finales del siglo XIV, cuando estaba llegando el Renacimiento, es muy extraño. Pero más lo sería pensar que poco después de construir el castillo así, con toda esta simbología religiosa, decidiera deshacer todo esto para hacer un palacio tal como lo he descrito antes (desde luego, ni podía tener tiempo ya, por muchos obreros que llevara, para deshacer medio castillo por dentro, ni tiene sentido alguno). Y ya hemos visto lo práctico que fue en sus reformas y rehabilitaciones; ya no respetó el orden, la simetría y los materiales de la construcción original del castillo (casi todas las obras las hizo ya de mampostería).
Vemos claramente en este castillo, pues, dos formas de construir muy diferentes (lo de los dos castillos, que nos dijo Eloy) y con intereses también muy distintos. D. Lope era, simplemente, ya más práctico -y “económico”-, y más “moderno”; aunque le construyo, eso sí, a la Virgen (seguía siendo aún un “templario” -aunque de otro siglo-) la capilla “más bonita del mundo” (y quería pasar a la historia por su “arte”; en esto, no le importaba el dinero, aunque debía restarlo de otros sitios, como vemos).
9ª.- Los arcos cistercienses. No creo que D. Lope construyera en la almena alta ocho arcos, con esa crucería del Císter, para sostener la planta de arriba (un alarde constructivo muy caro; sin duda, también, todo muy simbólico) para después, porque no le gustara el resultado, tirarlo todo abajo y hacer solo un arco, poniendo sus escudos en las ménsulas en las que se apoyaba, para rehacer esa planta. Y sabemos que esto no fue cosa de los Urrea (porque tampoco le gustara lo que hizo su tío), ya que en las ménsulas del arco está la luna del arzobispo; hubieran puesto ya lo suyo; y, además, como ya sabemos, no tenían dinero para esto; o no se lo querían gastar aquí, vamos.
Lo mismo ocurre con la bóveda de la torre central norte, que había seis arcos, como ya sabemos. Y esto tampoco fue cosa de los Urrea, ¿para qué también? Y esas ménsulas repicadas del arco de la planta de arriba ¿por qué? ¿Es que no le gusto, después de hacerlas, lo que puso?, ¿o no le gustó ya a sus sobrinos? Como ya dije, quizá, esas ménsulas ya habían sido repicadas antes, en 1312.
10ª.-Las “escrituras del castillo”. En este artículo ya pudimos ver que nadie más que los templarios pudieron hacer EN EL TIEMPO este castillo (ya también se ha demostrado que ni en la “forma”, en “todos los sentidos”). Por tanto, me remito ahí por no repetir lo mismo. Y es que “no cabe otra”, como dijo ya alguien. Y me gustaría, como ya dije una vez, que el que diga que no hay pruebas contundentes propusiera alguna otra teoría y, sobre todo, otro momento histórico (si no, no vale). De lo contrario, sería mejor que no dijera nada (que parece ser que es lo que están haciendo todos; salvo esa página de “estudios templarios” -tampoco, supongo, se van a desdecir ahora-), porque si no, al que fuera, igual se le veía demasiado ahora el “plumero”.
Ya sabemos que los templarios estuvieron en Mesones desde 1173 hasta 1312. Me remito por ello, también, a toda la documentación que ya he ido exponiendo. Y ya vimos el calientacamas (con la cruz patada y el alfabeto secreto de los templarios -como ya dije, igual es único en el mundo-) en una casa de Mesones (quizá lo cogiera alguno de cuando la “destroza” y se lo llevara a su casa; es lo más seguro). Que los templarios estuvieran en Mesones en ese tiempo, no significa, claro está, que el castillo lo hicieran ellos. Pero, con todas las pruebas sobre la mesa, el que dijera lo contrario podría ser tratado ya de “sospechoso”.
Todo esto ya lo teníamos muy claro cuando el 4 de mayo de 2021 saqué el siguiente artículo en el Facebook de Mesones; lo reproduzco a continuación para que veamos que, a estas alturas, aún estamos con lo mismo, como si nada hubiera cambiado todavía.
04/05/2021
NOTICIA DEL PERIÓDICO DE LA COMARCA DEL ARANDA DE ABRIL DE 2021. DONDE SE HABLA DE LA EXPECTACIÓN QUE ESTÁ GENERANDO LA ANTIGÜEDAD DEL CASTILLO DE MESONES, EN BASE A LAS NUEVAS DOCUMENTACIONES ENCONTRADAS SOBRE EL CASTILLO.
Creo que, definitivamente, le hemos dado ya la vuelta a la tortilla. Ahora, el que quiera decir lo contrario, que el castillo de Mesones no lo hicieron los templarios, va a tener que demostrarlo. Si antes éramos nosotros, ahora ya todo ha cambiado. De entrada, el que diga otra cosa, tendrá que decir ya un nombre y un momento, si no, no vale; como cualquier otra hipótesis, vamos, y aportar pruebas de ello, aunque me temo que va a ser ya misión imposible; y es que “verdad” sólo hay una.
Que los constructores del castillo pusieran a su patrón en lo más alto del castillo, ya no es una evidencia, sino una prueba contundente. Y que pusieran a la Virgen sobre su basa, en su capilla templaria, también, dado que fueron los templarios los que introdujeron en Mesones el culto a la Virgen. Y aquí aún éramos todos moros (aunque eso dará para otra historia). Nadie iba a poner a la Virgen para que la adoraran los musulmanes, supongo. La pusieron para los propios templarios, los habitantes del castillo. Sólo nos falta ahora buscar una prueba más, el documento de “fin de obra”, que podría ser sobre 1262 o 1263, ya veremos (aunque creo que también lo tenemos, el de los privilegios a Mesones de abril de 1263; el año de comienzo de las obras podría ser, como ya dije, 1256; sería el año que más papeletas tiene, como ya argumenté también en un artículo).
A partir de ahora, los libros, las guías, los folletos, todas las publicaciones que se hagan del castillo, los informes oficiales y las explicaciones de los guías del castillo deberán recoger ya la nueva realidad existente: que salvo prueba en contrario, que se antoja, como ya hemos dicho, “misión imposible”, como en la película, el castillo de Mesones lo “levantaron los templarios”, como bien decía Eloy. Y no deberán, además, esperar mucho tiempo, porque la gente no es tonta, al revés, es muy lista.
Pongo enlace, en la página 5.
http://www.comarcadelaranda.com/UserFiles/File/PeriodicoComarcal/2021/N%2055%20abril%202021.pdf
De lo que ponía en ese periódico de la comarca, ya hemos visto que nada. Los únicos que habéis hecho algo, por lo que sé, sois unos pocos de Mesones y Eloy. Los demás nada de nada. A ver si a partir de ahora quieren hacer algo. Aunque lo dudo. Seguramente hasta que esto no llegue a oídos de Lamban y ponga en los cargos a los que se lo merezcan, no habrá nada que hacer.
ResponderEliminarLa aplicación ha quitado el acento de Lambán. Espero no se haya molestado.
ResponderEliminarLo que has dicho de los expertos, supongo que no hay expertos tontos y listos. Quizás unos más listos que otros. Igual ésta es la mejor clave de todas.
ResponderEliminarMe han pasado un artículo de castillos y veo que refleja mucho de lo que has dicho al principio. La gente habla del castillo sin saber nada, y aún sin haber leído el libro de Eloy, como ha dejado ver, ya que si no, no se explica (o habría que pensar muy mal, y en todos los sentidos, por si acaso). Lo que está totalmente demostrado es que ninguna persona medianamente inteligente se compartaría así, lo que demuestra que aunque hubiera estudiado mucho, no se ha enterado nunca de nada y todo lo que diga hay que ponerlo ya en cuarentena, ya que su crédito es cero.
ResponderEliminarPor lo que he visto ahora, antes no me había dado cuenta, en esa página no merece la pena sacar nada. He visto algo muy feo. Es lo mismo que antes, hablar de lo que no se sabe. Además, resulta muy extraño. Debe haber algo más.
ResponderEliminarEspero que nadie más pique (porque solo pican algunos) porque rebatir con quién no sabe nada del castillo, aunque diga que sabe todo de algunas cosas, no merece la pena y es muy trabajoso, como he visto. Es una perdida de tiempo.
ResponderEliminarPérdida. Aunq lo pongas, te lo cambia.
ResponderEliminarYa he visto que siguen picando en esa página de castillos, que ya no merece ningún respeto y credibilidad. Que el castillo de Mesones lo hicieron los templarios no cabe ninguna duda. Ahora que cada uno se vaya ya RETRATANDO.
ResponderEliminarPosiblemente la mejor clave de todas sea la de que si este castillo, sabiendo ya que no lo hizo el arzobispo, si no lo hicieron los templarios, no lo hizo nadie. Y el castillo ahí está. Y el que no conozca la historia de Mesones y la de los templarios es mejor que no diga nada, porque igual queda como un tonto. Aunque como ya has dicho que este castillo es único, igual despista a los que se piensan que saben mucho. Al final, demuestran que no saben nada. Y, como ya has dicho muchas veces, en este castillo hay mucho que aprender porque puede romper muchos moldes. Aunque creo que Eloy ha dado con todas las claves del castillo. Sólo hay que leerse su libro, varias veces, para comprenderlo todo.
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