LA FUENTE DEL CASTILLO
Este tema salió publicado en el “Face” de Mesones el 26 de febrero de 2022 (hace nada; y es que ya no quedan tantos artículos del castillo de ese “Face” para incluir en el blog) con el título “La fuente del castillo (o el misterio de la fuente desaparecida) y de otras aguas”. Pues bien, aquí vamos a quitar lo de las “otras aguas” (que salían, sobre todo, en comentarios de las fotos), ya que de esto ya traté en el artículo de las caballerizas y el del aljibe de D. Lope (que les iba más), ya publicados en este blog (éstas -aguas- que he quitado iban a parar, como vimos, al aljibe de D. Lope o al canalillo de desagüe del muro norte, el que salía por el muro del corral de las caballerizas), y me voy a quedar solo con lo de la fuente, tema que, quizás, sorprendería al que aún no conoce el castillo de Mesones.
LA FUENTE DEL CASTILLO
Antes o después, tenía que salir también este tema.
De pequeños oímos hablar todos de la “fuente del castillo”, y hasta nos dijeron dónde estaba. Nosotros ya no vimos nada en ese lugar, nada de nada, ni rastro de ninguna fuente, que ya es raro (el agua siempre sale por algún sitio). Pero sí, nos decían que allí hubo una fuente.
Por fuente, nosotros entendíamos una fuente natural (qué otra cosa podía ser, en un castillo), pero se nos hacía extraño que en lo más alto del pueblo, y del castillo, hubiera una fuente natural (si hubiera estado en un lugar algo más bajo de éste, aún; por ejemplo, en los calabozos).
Aquí le llaman también fuentes, como nos enseña Fernando, a las pocetas con agua permanente, o casi permanente, de las que se podía beber, aunque no manen (no tienen corriente). Pero, una fuente en lo más alto del castillo, nos resultaba algo desconcertante.
Sin embargo, en la escuela estudiamos pronto lo de los pozos artesianos (la verdad, nos fascinaba eso de que saliera el agua, por su natural, por encima del nivel del suelo). Pero, tenía que haber montañas mucho más altas alrededor para que esto pasara. La verdad, aquí, haberlas las había; y hasta alguien dijo que incluso podría venir el agua del mismo Moncayo; éste sí que estaba mucho más alto.
Con el tiempo, supongo que nos costó asimilarlo algunos años, nos dimos cuenta que no se trataba de ninguna fuente “natural” (era lo normal), sino de un “grifo”. A los grifos que pusieron por las calles (5 o 6 repartidos por todo el pueblo, antes de poner el agua corriente por las casas -Mesones, como ya sabemos, fue de los primeros pueblos de Aragón en poner el agua corriente-) los llamaron “fuentes” (eran, pues, como las fuentes naturales donde se iba a coger el agua antes; aunque ahora más cerca de casa).
Los mayores, en realidad, cuando nos hablaban de la fuente del castillo se estaban refiriendo a esto, a un grifo que había también en el castillo -o un caño que se podría tapar, vamos-, algo que nosotros no sabíamos, y que no nos explicaron bien nunca; la verdad será, que no lo entendimos bien nosotros.
De momento, no sé cómo era ese grifo, o ese caño (para mí que sería grifo), y esa fuente. No sé si alguien lo sabrá todavía. Y, sin embargo, sin saberlo, la hemos visto ya aquí en este Facebook; al menos, el hueco, ya que salía en fotos antiguas que puse en el artículo de “las puertas desaparecidas” (la otra puerta desaparecida, la de la terraza, se ve mucho mejor, cómo era, en la foto del castillo que nos puso en este Facebook de Mesones Pedro el 28 de enero). Era el que estaba entre las cocinas y la sala que hacía las funciones de refectorio (es decir, donde comían los monjes en un monasterio; ya vimos dónde estaba el de los monjes templarios, al lado de las cocinas y del aljibe “templario”; igual que éste de D. Lope).
Al final, resulta que ese hueco negro que vimos al fondo en la foto no era ninguna puerta; bueno, sí, pero reconvertida (ya sabemos que d. Lope corrió en esa parte todos los muros para hacer su aljibe). Parece ser, pues, que el arzobispo convirtió una puerta “templaria” (que tapó por dentro) en una fuente, para el patio o el jardín de su palacio.
En el plano que vimos, hace no mucho, del año 1955, en el reportaje de la torre central norte y el pasadizo subterráneo (el que tenía puestas más torres octogonales de la cuenta), se ve claramente este “hueco” (el plano de Ana Mª -Gascón de Gotor; quizás, de los ascendientes de los Luna de Illueca y Gotor-, hecho antes de las “limpiezas y adecentamientos” del castillo, señala esa puerta -ese hueco- como una fuente). Al final, esta fuente (y este hueco) también la taparon. Debió ser, como ya indiqué, en las “limpiezas” y “adecentamientos” del castillo que hicieron a finales de los años cincuenta del siglo XX, poco después de ese plano. Ya dijimos que era más fácil y económico tapar las cosas que restaurarlas; y ahora de lo que se trataba era solo de “adecentar” el castillo, sin gastarse mucho; parece ser que los sillares de la fuente los habrían arrancado y no estaría muy decente (como ya vimos que arrancaron muchos -también de puertas del castillo- de los que estaban en los balcones festejadores de las aspilleras de la torre central norte; y de la torre sureste, que ya restauraron; con estos otros balcones habrá que hacer un día lo mismo; me refiero a restaurarlos, no taparlos).
http://www.castillodemesonesdeisuela.com/2022/06/las-puertas-desaparecidas.html
También debieron tapar por entonces, como podemos observar en las fotos, un ventano que había cerca, justo detrás de la fuente, entre las cocinas y la otra sala, la que hacía las funciones de refectorio, como he dicho (sería para pasar los platos y la comida); y es que tampoco estaría “decente”. La puerta que hay aquí sí que correría prisa restaurarla (ésta no la podían tapar; hubieran dejado las cocinas incomunicadas); de momento, se mantiene con puntales. Y es que el arzobispo, aunque hizo las paredes de mampostería, los “marcos” de las puertas los haría con piedra buena, que se llevaron; era lo más fácil de quitar; ya vimos los de la cueva (me refería aquí a la de debajo del castillo, con esas dovelas en la entrada de la misma; la “templaria”, que ya vimos en un reportaje de este blog, en la Solana, tenía los arcos por dentro; y sabemos que hay más bodegas dentro del pueblo que también tienen arcos del castillo; Gonzalo vio otra).
Y una restauración adecuada del castillo debería dejar las cosas como estaban, es decir: abrir otra vez ese ventano -el de las cocinas al comedor- (por la forma, sería como el ventano del aljibe), arreglar esa puerta de puntales, y poner otra vez la fuente donde estaba; para ello: abrir otra vez el hueco, colocar el pequeño depósito en el muro que estaba (hasta se ve en los planos -en este que hemos visto y en el del coronel-), “habilitar” la tubería (sin tocar nada; que se vea todo -se pone un tubo o goma de riego “marrón”-) y hacer funcionar la fuente para los turistas. Y para no mojar el suelo, poner una piedra de esas del castillo “huecas” que había en todos los corrales del pueblo para que bebieran los animales.
Aún puede verse, como ya vimos, parte de esa tubería de cerámica (parece piedra) de la fuente del castillo, metida en el muro. En realidad, más que una fuente, como ya he apuntado, era un “dispensador” de agua, con grifo. Lo de los grifos, ya los tenían los romanos, pero lo del dispensador parece algo muy moderno. Y es que D. Lope pondría en su palacio “lo último”, lo más nuevo. Ya vimos esos respiraderos de las cocinas (subían mucho más altos que ahora y estaban inclinados por arriba para que no se metiera el agua; como con forma de cúpula; se puede apreciar en el plano del coronel), a la última moda, sin duda (antes solo había agujeros en los techos). Y lo que no se habría visto antes nunca en ningún sitio, unas cocinas con aspilleras; aunque aquí ya no hizo el hombre bancos para sentarse (serían ahora para dejar cosas, sin que estorbaran -sacos de patatas, aún no-).
Esta fuente (o “dispensador”) se surtía, pues, de un pequeño depósito que estaba en el muro de la estancia del aljibe (el del palacio de d. Lope), donde le hicieron hueco (hasta con la forma del ventano para pasar el agua a las cocinas, como veremos, que está al lado), y que llenarían diariamente con el agua del aljibe (se supone que la boca de este aljibe tendría la forma de un “pozo de agua”, al uso, con carrucha y cubo) para renovarla y que la tuvieran siempre fresca para servirse (los nobles) desde el “claustro”, ahora, el patio o el jardín del palacio de D. Lope.
Y estoy casi seguro que hasta pondría el hombre, o la tendría proyectada, al menos, si no le dio tiempo, una fuente en medio de su jardín, esta vez solo decorativa (al estilo de los jardines o patios de los palacios de los moros en ese tiempo, como ya dije; o del Papa Luna en Peñíscola), cuya agua traería, a peso, con otra tubería soterrada desde el aljibe de las caballerizas. Si fue así, al haber desaparecido todo el suelo del castillo, ya no puede quedar nada.
Para los invitados de D. Lope (todo un arzobispo), ver manar una fuente en lo alto de un castillo (como para nosotros), tendría que ser asombroso.
Como ya sabemos, en el castillo templario había solo un gran aljibe (quizá, uno de los más grandes de cualquier castillo), el que después convirtió D. Lope en los calabozos del castillo (y después los Urrea en su cárcel; terminó siendo la “cárcel del condado”). Por ello, todas las aguas, al menos, de todas las plantas superiores del castillo irían a parar aquí, mediante un sistema de canalizaciones que las encauzaría. Con D. Lope todo cambió en el castillo. Hizo un aljibe más pequeño para su palacio (ya era más que suficiente), del que se surtía la fuente para que bebieran los nobles (en el antiguo claustro “occidental” de los monjes templarios) con el depósito que estaba junto a ese aljibe (ahora, todas las aguas del muro norte y de la parte oeste del castillo irían a parar aquí); y otro, junto a la torre central sur, para el patio de armas o zona defensiva del castillo, para las caballerizas y otros usos de la fortaleza (ahora, todas las aguas del muro sur y de la parte este del castillo irían a éste); y, sin duda, para surtir, a peso, a la fuente “decorativa” en medio de ese patio interior de su palacio, su jardín dentro de casa, a la “última moda”, vamos.
Fantástico articulo de investigacion, casi policíaca!!!
ResponderEliminarEnhorabuena.
Sin duda esta fructífera investigación casi policial, ha sido Gracias a que los sillares del castillo hablan y acompañados por fotografías y planos antiguos de los que nadie sabía ya, han hecho posible que ese puzzle del castillo totalmente desordenado que había, empiece a tomar una forma muy definida y sorprendente. Y lo más importante, estos descubrimientos ya no se van a olvidar.
EliminarAcabo de ver la página wed del Ayuntamiento de Mesones. El que haya hecho el tema de la historia y del castillo no ha dado ni una. Todo parecería que han preguntado no muy lejos.
ResponderEliminarPerdón, es web.
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