EL ÁGUILA DEL CASTILLO

Este artículo salió publicado en el “Face” de Mesones el 19 de marzo de este año (ya quedan pocos del castillo). Lo reproduzco a continuación:






EL ÁGUILA DEL CASTILLO 


Para Jesús Herrero Marcos, en su Diccionario de Símbolos de ROMÁNICO VIAJES, “el águila es el símbolo por excelencia de la divinidad en gran parte de las religiones históricas, y motivo de mitos y leyendas ilustrativos de su poder y majestuosidad, incluido el cristianismo, EL CUAL LO INCORPORA AL TETRAMORFOS APOCALÍPTICO PARA REPRESENTAR AL EVANGELISTA SAN JUAN”.


La palabra 'tetramorfo', etimológicamente, indica una representación de cuatro elementos. En la tradición cristiana, el profeta Ezequiel describe cuatro criaturas con cara humana y apariencia animal. Ya en la edad media, se asocian a los cuatro evangelistas, representados alrededor de Cristo, en las figuras del león, el toro, el águila y el ángel.


El león representa a Marcos porque su Evangelio comienza hablando de San Juan Bautista, que clama en el desierto. Su voz es como la del león, un animal fuerte y noble, como lo será Jesús (si habéis oído los bramidos de un león -en el desierto; en la 2- es así; dicen que se oye a kilómetros).


Por cierto, haciendo un paréntesis, figura ésta de San Juan Bautista clave para los templarios; se dice que conservaron y veneraron su cabeza que cogieron de Constantinopla y que la representaron en esculturas de sus edificios religiosos de diferentes maneras. Y se ha considerado que la iglesia de San Bartolomé -Río Lobos Ucero- había sido la sede del convento y encomienda templaria de SAN JUAN DE OTERO -por san Juan Bautista-, dentro del obispado de Osma (Soria). Lo más lógico es pensar, al no existir más restos por allí, que dicha encomienda estuviera situada en el mismo castillo de Ucero (otro castillo-monasterio templario), justo en la entrada del cañón del río Lobos -como el barranco de la Canalija o de Andacón, donde está nuestro castillo-, donde está esta ermita templaria, llena también de símbolos y marcas de cantero -los mismos que en el castillo de Mesones, aunque aquí -en Mesones- ya dije que había muchos más, al ser más grande-; castillo de Ucero donde vimos que también tenían un túnel para bajar hasta el río; y eso, como dije, que estaba bien alto.



San Bartolomé de Ucero (Soria).








Castillo de Ucero (Soria)






Cerro donde se asienta el castillo de Mesones, repleto de cuevas y cavidades. Vista desde lo alto de la peña de la Canalija. A la derecha el barranco de Andacón, como el barranco del Río Lobos de Ucero.


Cueva del Gallo




















Vista del castillo desde la cueva Romano.




Barranco de Andacón, zona roqueda del tramo del pozo del Turco.

No sabemos aún el nombre que pudiera tener nuestro monasterio-castillo de Mesones, aunque pudo ser -en vez de San Juan- de San Bernardo, por el escudo; al final, como el protagonista del libro del castillo de Eloy.


El toro es Lucas porque empieza hablando del sacrificio de Zacarías a Dios y el toro es el símbolo del sacrificio, el deseo de una vida espiritual que permite al hombre triunfar por encima de las pasiones animales y obtener la paz.


El ÁGUILA simboliza a Juan porque esta ave es considerada un animal sabio y clarividente, que cuando vuela mira directamente al sol (a la luz), y el Evangelio de Juan es más abstracto y teológico que los demás (más “templario”; y al tener el bautista el mismo nombre que el evangelista, igual lo del águila podría tener también algo que ver; nunca se sabe).


Finalmente, el ángel es Mateo, porque es el único que habla de la genealogía de Cristo, el Hijo del Hombre, y además representa el amor divino, enviado por los ángeles (mensajeros de Cristo) a los humanos.


TETRAMORFOS



“Tal vez quepa destacar (dice Jesús Herrero), como antecedente cultural relativamente próximo, la representación del águila como emblema de Zeus, a la cual envía el dios como buen augurio a los humanos, por lo que termina convirtiéndose en su mensajero y animal favorito, oficio que, con matices, acaba representando en culturas y religiones posteriores. Al mismo tiempo, y por extensión casi lógica de su oficio, también es vehículo de las almas en su ascensión a los cielos, y así se la representa no pocas veces en el románico, o bien posada sobre sarcófagos, o ascendiendo con la representación del alma del difunto sujeta a su cuello (como la de Mesones)lo cual viene de tradición grecorromana, donde es fácil verla incluso suplantando a la propia alma a la que finalmente simboliza. En muchas religiones orientales a lo largo de la historia, se cuenta que el águila, en su vejez, asciende hacia el sol, de tal manera que sus plumas y su carne se queman, pero luego se LANZA sobre una fuente de agua y a su contacto vuelve a renacer. Esta leyenda termina, en los primeros bestiarios, por asociar, ya desde los primeros momentos del cristianismo, al ave con la resurrección de Cristo. La tradición viene desde la antigua Siria y Egipto, donde hay variadas representaciones de esta iconografía en lápidas y estelas funerarias”. 


Y ya sabemos que los templarios se impregnaron, y de qué manera, de toda la cultura de oriente con las cruzadas.


Según la tradición del bestiario animal de la edad media, sigue diciendo Jesús Herrero, como complemento también a lo anterior: “Cuando envejece sus ojos se velan y sus alas se vuelven pesadas. Entonces vuela en dirección al sol y allí quema sus alas y sus ojos. Después vuelve hacia la tierra, busca un manantial y se sumerge tres veces. Inmediatamente recobra su juventud y sus ojos vuelven a recuperar la visión. Lo mismo que tú, hombre, de vestimenta desgastada y ojos sin luz, debes buscar la fuente de Cristo y elevar tus ojos hacia Él para recobrar tu juventud espiritual…El águila simboliza también la inteligencia de los santos. El profeta Ezequiel vio aparecer a los evangelistas bajo la forma de animales, siendo Juan uno de ellos, el cual echó a volar y se introdujo en los misterios del Verbo. Así, quienes abandonan lo terrenal se ganan el cielo. De la misma manera que el águila busca alimento desde lo alto y se ABALANZA sobre él, así el género de los hombres cayó desde el Cielo a la tierra y probó el alimento desafiando la prohibición del Creador, perdiendo su condición espiritual”.


También nos dice: “En la iconografía cristiana el águila, que representa a Cristo, clava sus garras en la serpiente, símbolo del demonio. Es decir, Cristo vence al demonio, la luz a las tinieblas, la virtud al vicio, la iglesia triunfante a todo tipo de desviaciones paganas...Las hay atacando personajes, es decir, atacando al vicio o el pecado”.


Todo esto, desde luego, es muy “románico”, y también parece muy “templario”. Y, menos lo del toro, de momento, ya hemos visto las demás figuras en el castillo (aunque, quizá, en otro contexto). Y ese rollo de papel o pergamino junto al águila nos recuerda el del busto del posible maestre del temple de la ménsula del muro de la actual puerta de entrada (podrían ser las Sagradas Escrituras). El del águila podría significar los evangelios de San Juan, representado en esta águila; un águila, desde luego, muy particular (quizá, por todo lo que hemos visto ya antes y que así quiso representar su autor; y como posible lección para los “iniciados”, los futuros templarios, que aprenderían los conocimientos entre los sillares del castillo, llenos de signos y de símbolos). Y es posible que esas letras de ese “rollo abierto”, que aún no desciframos, pudieran poner, precisamente, “san juan”, lógicamente, no como nosotros escribimos esto ahora (parece ser que no les importaba antes separar o juntar letras y sílabas; en los textos medievales es así).


Águila del castillo con la cruz templaria y el pergamino.


Águila del castillo tras aplicarle un filtro.


Ménsula del muro sur del castillo, se puede ver perfectamente el pergamino encima de la figura. Fotografía de José Antonio Martínez Prades.


Cruz templaria en un sillar junto al sillar del águila.


Y sobre el lugar en el que se encuentra en el castillo “nuestra águila”, vemos que es “un espacio de los dos castillos”; primero fue puerta templaria, aunque seguramente más pequeña, como ya dije, y después ventana geminada con D. Lope. ¿Estaba ya esa piedra “caliza” (muchas de las reformas de puertas y ventanas palaciegas de zonas nobles, el arzobispo las hizo con piedra arenisca traída de fuera) en el sitio que hoy está en el castillo templario; o la puso después D. Lope al hacer su ventana? ¿Es de d. Lope o es templaria? Lo de la cruz templaria también puede engañar, ya que, como vimos, el arzobispo fue también “templario”. Para mí lo más lógico sería pensar lo siguiente: 


Esa piedra, o sillar, pudo estar en algún otro sitio del castillo templario (lo de la cruz templaria también puede ayudar), probablemente en la capilla (pensar que estuviera en la cripta templaria -por lo que hemos visto de la resurrección- parecería menos lógico porque, quizá, la “destroza” no habría llegado hasta allí, tan abajo -esto sería posterior, quizá, de cuando la capilla barroca-; pero todo podría ser) y D. Lope la cogió después de allí, de la “destroza”, como adorno (y “protección”) de su salón palaciego, para ponerla junto a su ventana geminada de dos columnas, donde podría verse bien (quizá, ya la habría visto antes en el castillo templario cuando era joven, y la “buscó” de propio para ponerla ahí, que se viera; donde hubiera estado antes, si aún estaba puesta, no haría ya nada, no era ahora zona palaciega y ya no había capilla en ese lugar; ésta la cambió de sitio). 


Quizá también, en otros sillares de la capilla templaria estuvieran el resto de figuras del tetramorfos, que igual no se “salvaron”, o los puso en otros sitios D. Lope, en sillares que ya han desaparecido, o están escondidos en alguna construcción más nueva. Seguramente sea todo así. Y es que ya sabemos que este castillo no fue nunca un castillo cualquiera (un castillo en el que hay una basa de una virgen metida en las almenas, de unas obras de D. Lope -el que decían, constructor del castillo-, no puede ser nunca un castillo cualquiera).


Por ahora, tampoco podríamos decir nada más. Pero, puede ser también, si es todo así,una prueba más de “los dos castillos”. Quizá, algún experto nos pueda decir algo. De todas maneras, con esto y todo lo de atrás, si quiere, ya tiene “tajo”.


Ventana geminada donde se encuentra el águila del castillo de Mesones.








D. Lope en esta ventana, como hemos visto, puso dos cruces templarias, de sillares que cogería de otro sitio del castillo. Sin duda fue un "templario", el "último templario".




Basa de la virgen dentro del muro sur del castillo.

Como sabemos y hemos visto en fotos (también ahora ésta de Ucero) las iglesias y capillas templarias eran sencillas y austeras (seguían a San Bernardo; quizá, como ya he apuntado, el nombre de este monasterio-castillo de Mesones -lo digo, por el escudo “arriba”; que no es de los Urrea; ni mucho menos¿por qué lo iban a poner otra vez en un signo de cantero de la zona, ahora, del patio de armas, donde no estaba el palacio”; y tan pequeño; no cuadra con la “categoría”; a ver si lo copiaron de aquí, de la “clave”, para hacerlo suyo…, de su castillo “heredado”-)

Pero, hubiera sido interesante conocer la capilla del castillo templario de Mesones, la cual estaría repleta de signos de cantero (para que no entraran los demonios)con las figuras “decorativas” que vimos en los bocetos de los sillares, o de diversas representaciones, como quizá esta del tetramorfos, agarrando o portando cada animal (cada uno) su respectivo “pergamino”.



TETRAMORFOS









Escudo de San Bernardo en la clave de la cúpula del torreón de la sala dorada, con la cruz patada abajo (bueno, arriba); solo le faltaría pintarla.



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