UN “ACANTILADO ARTIFICIAL” PARA UNA “ENTRADA EN RECODO”. LA PUERTA ELEVADA DEL CASTILLO TEMPLARIO.
UN “ACANTILADO ARTIFICIAL” PARA UNA “ENTRADA EN RECODO”. LA PUERTA ELEVADA DEL CASTILLO TEMPLARIO.
Como todo el mundo sabe ya a estas alturas, la puerta “primigenia” del castillo (los del SIPCA, la página “oficial” del castillo, aún parecen no saber nada de todo esto; a pesar de que algo les hayan dicho ya los del “plan director”; aunque casi es mejor que no lean eso porque podrían armarse aún mayor lío). Pero pensamos que ya es hora de que todos se pongan al día (lo digo por el qué dirán, o pensarán -como dijo alguno hace poco-).
Este reportaje, como el propio título indica, es un resumen de dos artículos que saqué en el Facebook de Mesones que hacían referencia a todo esto, el de 29 de marzo y el de 13 de octubre de 2021. Como sabéis, todo lo que publiqué en el Facebook relativo al castillo intento trasladarlo ahora al blog para que nada se pierda y que toda la información relativa a este castillo esté en un mismo lugar, reunida, para que todos la puedan consultar en cualquier momento y conocer, creemos, la verdadera historia del castillo, y actualizada (lo de internet, como vemos, aún está todo “sin actualizar”; como vimos en el reportaje anterior con lo de Morata).
En ese artículo anterior de las canteras del castillo ya apareció también una referencia a esto, al señalar, como uno de los puntos importantes de extracción de la piedra, para hacer los sillares, esa zona oeste del castillo, donde hicieron la puerta de la fortaleza y del monasterio (siempre por el oeste, por donde se ponía el sol; a D. Lope esto ya no le importó, porque ya había dejado de ser monasterio; ahora ya solo era castillo), dado que quisieron hacer aquí un verdadero acantilado, justo al lado de dicha puerta; y, precisamente, para que esa entrada fuera totalmente “en recodo”. Sin duda, de esta parte oeste extrajeron una buena parte de la piedra con la que hicieron los sillares del castillo. Además, como vimos también, la extracción por esta zona oeste iba encaminada a que el acceso al castillo se hiciera por un único sitio, haciendo verdaderas paredes o muros al extraer la piedra, marcando con ello el camino por el Cuello Castillo que subía hacia el castillo (el único existente, por ello) y que terminaba en la puerta elevada y, a la vez, en el acantilado. Como vemos, todo estaba calculado.
http://www.castillodemesonesdeisuela.com/2022/05/las-canteras-del-castillo.html
En el primer artículo del 29 de marzo dije lo siguiente (algunas cosas las resumo o las retoco para abreviar; si no, igual se haría un poco pesado):
Ayer hice una visita relámpago a Mesones y di una vuelta completa por el exterior de su castillo. En uno de los puntos que me centré fue en la puerta original elevada con orientación oeste.
Me acompañó mi hermano Jesús, su mujer y su hija Olaya; era ya el final de la tarde y sólo pudimos estar las últimas dos horas de luz. Fuimos directos al agujero que hay excavado sobre la roca que hay debajo de la puerta elevada y que ya había visto (de pequeños lo vimos todos, pero no sabíamos qué podía ser eso) y donde se apoyaba un madero para la construcción de la plataforma elevada.
Una vez allí pensamos cómo podía quedar la puerta original con la plataforma elevada que en su día debió haber. Y vimos que en las paredes del castillo había tres piedras salientes en los muros y también un agujero, algo que antes no habíamos imaginado para qué podrían ser.
Dos de las piedras salientes están un par de hiladas de piedras más abajo de la puerta elevada (allí iba un madero apoyado entre las dos piedras salientes); la otra piedra saliente estaba hecha ex profeso en la pared de la torre suroeste, la cual tiene una forma en cuchillo para adaptarse al madero que iría en diagonal apoyado en el poste vertical metido en el agujero del suelo de la roca.
Luego el agujero que he referido antes del muro está en el otro lado de la puerta elevada, justo una hilada por encima de las otras tres piedras salientes, donde iría otro madero introducido en el agujero que iría hasta el poste del agujero del suelo. Con estos puntos de apoyo ya podría bajarse la puerta levadiza, pues ya tendría un asiento firme.
Por fortuna llevábamos cinta métrica y comprobamos que desde el agujero de la roca donde apoyaba el poste había 3,10 metros a ambos lados de los otros dos puntos de apoyo en los muros (la misma distancia). Una vez hecha la plataforma elevada, lo demás era fácil, hicieron una rampa de madera, desconociendo la inclinación que le dieron. No obstante contra más pegada al muro del castillo menos inclinación (posiblemente sería ésta, apoyada además en el saliente del muro; para esto lo harían).
Luego, para llegar a la rampa de la puerta elevada veo tres opciones posibles: la primera sería el camino más bajo que va hacia la puerta elevada, pues es más ancho; la segunda, por encima de este primer camino, si bien es más estrecho y necesitaría algún pequeño muro para acceder; y la tercera opción sería ya metiéndose un poco por detrás del castillo y haciendo una gran curva ganar la pendiente y así llegar ya en llano a la torre noroeste (habiendo pasado antes por las saeteras de la torre central y del muro norte) y de allí llaneando pegado al muro oeste del castillo llegar a la rampa para acceder por la puerta elevada (ahora pensamos que ésta sería la opción válida, al menos para acceder con caballerías cargadas; si se quería “atajar” se podría haber ido por los otros lados, salvo que estuvieran deliberadamente cortados).
Y en el de 13 de octubre:
El cortado de roca (casi un “acantilado”) que hay justo enfrente de la puerta elevada (la original del castillo templario, con rastrillo para subirla con cadenas y acceso con rampa, como vimos), que da al vacío de la actual carrera (bueno, ahora, a una era junto a la subida que aprovechó el hueco; antes era más alto), fue creado artificialmente por los constructores del castillo, como ya apunté en otros artículos, para proteger la entrada a la fortaleza, al monasterio-castillo templario que fue en su día; a fin de que ésta fuera totalmente “en recodo”. Pero, quizás, esto no estaba aún lo suficientemente explicado.
Junto con la rampa (ya vimos cómo era), lo del “recodo” impedía derribar la puerta con un ariete, es decir, con un gran madero empujando (como lo dibujan siempre, con punta de cabeza de carnero, para que se entienda mejor lo del derribo), ya que no podrían tomar “carrerilla”.
Al mismo tiempo, aprovecharon las rocas que extraían para hacer piedras sillares para construir el castillo (vamos, como se dice, matar dos pájaros de un tiro).
Todo esto, como apuntó Eloy, lo copiaron los templarios de los castillos de Oriente, de cuando las Cruzadas. Como ya dije, que dijo Eloy, de ahí traerían “todo el modelo del castillo”. Por ello, es un castillo único (los libros decían antes, “de un artífice nada común” -para su tiempo y para su “sitio”-; qué razón tenían -ahora ya lo sabemos todo-).
Tenemos que imaginarnos el castillo original, el “primigenio”, sin la “carrera” y sin la puerta actual, y sin la terraza “señorial” con vistas al pueblo. Y así las torres y murallas de la zona sur se integrarían en un todo con la cresta rocosa y vertical del monte, que serían inexpugnables, con sus almenas “sin puertas” -realmente es una contradicción, como decía Eloy, una almena con puertas exteriores-; por lo que era una parte del castillo que no necesitaba ninguna otra protección, ya que la orografía natural se la proporcionaba. Y el resto de murallas, ya sabemos cómo son, no fáciles de “subir con escalera”, de “muchos palos”.
Así, solamente se podría entrar al castillo por su puerta. Y para llegar a ésta, habría que hacerlo subiendo la cuesta del monte desde el cuello Castillo, por la ladera que está detrás de éste (mirando desde el pueblo), girando en curva en dirección a la muralla norte, donde llanearían pegados a ésta, obligando a pasar por donde se encontrarían, no sólo con los muros con almenas, sino con las torres con matacanes y con las trece saeteras defensivas, antes de llegar a los pies de la puerta elevada.
Ya aquí, el camino se corta en el acantilado rocoso y vertical (en el vacío), por lo que las opciones para el atacante son sólo tres: dar marcha atrás por donde ha venido -exponiéndose otra vez al fuego enemigo-, intentar conquistar el castillo, debajo de todo el fuego defensivo de arriba, intentando romper la puerta elevada de alguna manera (y ya habrían quemado los defensores antes la rampa de madera) o saltar por el precipicio; todas las opciones son malas. Y, por supuesto, el ataque de caballería aquí sería totalmente inútil por la orografía rocosa del monte, el recodo, el precipicio y la puerta elevada, al vacío. E intentar derribar los muros con algún tipo de ariete sería imposible, no sólo por el terreno, sino que los cimientos del castillo tenían unos dos metros de altura, por donde menos (ya vimos en el exterior de la muralla el canalillo de las caballerizas, que era también el desagüe de la abertura del sótano de la torre central norte -también sería el del aljibe templario; aunque esto quizás no ocurriera nunca, dada la capacidad que tenía; esto es un “añadido”-).
Al hacer aquí la puerta de entrada del castillo, como nos dijo Eloy, los “arquitectos” del castillo hicieron también aquí las torres más defensivas del mismo (la almena alta y la del “homenaje”, la más robusta), en esta parte oeste del castillo, la del “acantilado” (siempre por el “oeste”, como el monasterio de Veruela o como cualquier otro en el medievo -también como el de Peníscola, otro monasterio-castillo, como me dijo un turista que ponía, y con su capilla, “dedicada a la Virgen”, también al este-).
Esta tarde, después de cerrar el castillo, he vuelto al cerro en el que instalaron el repetidor. Ahora sé que la vista que ofrece el castillo desde allí es la de su entrada. Y al verlo así, sabiendo que la enigmática puerta en altura es su gran puerta de acceso, y al distinguir los apoyos del enorme puente levadizo, y los agujeros por los que se deslizarían las cadenas, he creído volver a la época más brillante de Mesones… Casi podía adivinar, modelada por la luz violeta del atardecer, la grave silueta de un caballero que galopaba en torno a la torre alta y, con su blanca capa al viento, ascendía ruidosamente por la rampa de madera. Mientras, desde las almenas, los soldados se afanaban en hacer rodar las cadenas de metal… El puente, entre largos crujidos, se iba tendiendo para dejar paso al jinete.
Ahora sí, las poderosas torres del oeste aparecen a mis ojos con su auténtico protagonismo. Ya me explico que una sea la más alta, y otra la más robusta. Ambos baluartes son los titanes que flanquean el paso al interior del castillo, los dos elementos más contundentes y guerreros del recinto.""
Cita de Eloy Morera Gracia, de su libro: “El Castillo de Mesones. Un camino hacia el interior”
Me parece raro ser de los pocos que comente algo, pero mejor explicado ya no se puede. Nadie podría dudar de todo esto.
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