EL “MONASTERIO-CASTILLO” DE MESONES
Capitel o basa en la nave barroca de la ermita del castillo de Mesones
EL “MONASTERIO-CASTILLO” DE MESONES
El contenido de este artículo fue publicado en el Facebook de Mesones de mayo a agosto de 2021 en diversos artículos. Como sabéis, estas publicaciones se iban haciendo en la medida que se iban conociendo nuevas cosas sobre el castillo. Por ello, las cuestiones que en un artículo quedaban planteadas a veces como una posibilidad, podían resolverse en el siguiente al encontrar nuevas pruebas, descartando unas y dando valor a otras, como veremos. Para exponer este tema lo que voy a hacer es poner en este artículo del blog los cinco capítulos que fueron publicados en ese Facebook y que tratarían del contenido de este título. De aquí simplemente elimino los párrafos de los mismos que no hacían referencia a esto (o no venían tanto a cuento) y que trataban de otras noticias de interés en el momento de su publicación, que aproveché entonces para dar a conocer. Por todo ello, cada uno solo, por sí, no tendría el sentido apropiado, sino que formaría parte de un todo en el que se llega a comprender al final el objeto de esta publicación. También, en algún caso, después de algún párrafo o frase, y como añadido “actual”, anoto entre paréntesis, y con letra cursiva roja, datos que se han llegado a saber después (solo, para evitar confusiones), por lo que no formaban parte del artículo original.
Los artículos son: el de los “capiteles blancos” (5-5-2021), los dos del “patio porticado” (8 y 15 de mayo de 2021) y los dos del “monasterio-castillo” (18 de Julio y 3 de agosto de 2021).
(1º)
LOS CAPITELES BLANCOS. TAN BLANCOS QUE PARECEN HECHOS DE YESO
(05-05-2021)
Hasta ahora sólo hemos visto dos, pero parece que puede haber unos cuantos más. Uno está en el suelo de la nave barroca (quizás apareció entre los escombros cuando limpiaron salas del castillo o lo subió al castillo algún vecino -o se lo dio al alguacil para ello-); el otro lo vimos hace poco al lado de una puerta del barrio Alto (el del castillo parece que fue encontrado cuando limpiaron una parte de los calabozos -a ver dónde salía el suelo-, echando los escombros al otro lado).
Capitel o basa del castillo de Mesones en una calle del pueblo
Sin duda, ambos deberían formar parte de las futuras salas expositivas del castillo que se anuncian.
También podrían ser basas de columnas. No sabemos dónde podrían estar originariamente en el castillo. No creemos que fueran de la capilla templaria. Ahora estarían de relleno en algún muro. Sí que podrían haber estado en la pequeña nave que hiciera D. Lope junto a la capilla de la torre. Al menos, llegaría hasta donde estaban las escaleras dentro de la nave para bajar a la cripta. La otra entrada a la cripta, la de los antiguos calabozos, caía ya más apartada y no entraría en el “cuadro” (no sabíamos aún a dónde podían pertenecer estos capiteles o basas).
Esta nave la desmantelaría D. Manuel Gascón Navarro en el siglo XVII, el coadjutor de Mesones, “hijo del pueblo”, porque se le quedaría pequeña, para construir la actual nave barroca. El arzobispo, a su vez, desmanteló la anterior capilla templaria, seguramente en el muro este, con la virgen sobre su basa. Manuel Gascón era hijo del segundo matrimonio de Miguel Gascón (de Tierga, nuevo poblador de Mesones, y del que descienden todos los que tengan ascendencia en esta población) con Isabel Navarro, nacida en Jarque, vecina de Mesones. Debió hacer la nave con la herencia que le dejó un repoblador de Mesones que no tenía hijos, Pedro Las Heras (aún no sabíamos lo de la guerra de los Pedros; D. Lope se ve que no fue quien desmantelaría la capilla templaria, sólo la cambió de sitio; hasta pudo rehabilitar esa zona).
Lo más probable es que esos capiteles o basas de columnas formaran parte de las columnas de la terraza señorial que hizo D. Lope. Vemos que están hechos para dos pares de pequeñas columnas unidas, y en las fotografías antiguas del castillo de esa parte se aprecian también como dos columnas muy juntas que cerrarían la terraza. El hecho de que hayamos visto dos capiteles o basas significaría que no eran los únicos existentes, ya que si no sería mucha casualidad. Tendría que haber unos cuantos más dada la longitud de la terraza.
En la terraza del castillo, arriba habría capiteles y abajo basas para las columnas. Además, así parece estar según las fotos, pero no se aprecia bien ni el capitel ni la basa que se observan. Los arqueólogos e historiadores del arte nos podrán decir, quizás, a qué momento pertenecen.
Habría que hacer ahora un llamamiento para que todo aquel que tenga abandonada o sin una utilidad clara alguna pieza del castillo, o simplemente piedras sillares de cualquier tipo (en los corrales, vaciadas, para bebederos, había muchas; hoy ya no valen para esto) llamara al Ayuntamiento para que las recogieran y subirlas al castillo. Podrían exponerse en las salas expositivas o quedar para futuras rehabilitaciones. Lo que un día se bajó del castillo sería conveniente que volviera a subir.
Me ha pasado Paz unas fotografías de un arco de una puerta del castillo (incluso las dovelas llevan las marcas de cantero), que está en la entrada de una cueva de una era del barrio Alto, que es preciosa y desconocida incluso para los mesoneros, que pertenecería a alguna puerta de entrada a una sala del castillo. También se observa el antiguo transformador del pueblo.
Toda esa zona de las cuevas habría que convertirla en un recorrido turístico, rehabilitar toda esa zona (supongo que el Ayto. tendría que comprar parte de todo eso) y que la gente se paseara por el pueblo y por tan pintoresca zona hasta la hora de comer. Restaurantes, bares y tiendas, casas turísticas, etc. podrían tener vida así.
Seguimos investigando...
(2º)
EL PATIO DE ARMAS DEL CASTILLO DE MESONES ERA PORTICADO. UNOS ESTRECHOS PILARES PEGADOS A LAS FACHADAS DEL PATIO DE ARMAS LO DELATAN. POR ENCIMA DE ESTOS PILARES, HAY UNAS ABERTURAS VERTICALES DONDE FALTAN LAS PIEDRAS QUE LO CONTINUARÍAN.
(08-05-2021)
Es fácil imaginar que el expolio al que fue sometido el castillo, quizás, sobre todo, durante el siglo XIX y XX, hizo que se llevaran las piezas del castillo más fáciles de arrancar, y los arcos del patio porticado era donde menos había que esforzarse para obtener buenas piedras (aunque puede ser que algunos elementos del claustro “occidental” hasta pudieran ser vendidos por sus propietarios; el fuste del corral es posible que perteneciera a la terraza, así como los dos capiteles -en especial, el encontrado en los calabozos-; y tampoco se han visto hasta ahora más).
Los arcos se apoyaban en esos pilares, como adosados a los muros (pero que son parte de los propios muros; si no, ya no quedaría nada de ellos). Estos pilares están distribuidos simétricamente a lo largo de la parte oeste del patio de armas, ya sólo tenemos que imaginar su continuación con sus arcos hoy desaparecidos.
Las puertas que hay a lo largo de esta parte del patio estaban cubiertas, pues, bajo la sombra de un pórtico que reposaba sobre arcos, creando un claustro.
Y una de las actuales puertas que hay en el patio de armas que comunica con la sala noble de la puerta elevada, que tiene un arco adintelado cuyo arquitrabe está compuesto por tres piezas talladas, no es lo que parece, pues originariamente era una ventana geminada, que posteriormente fue transformada en puerta, arrancando las piedras de la base de la ventana (fáciles de sacar) para llevárselas, quedando finalmente una abertura a nivel del patio, convirtiéndose así la ventana en una puerta. En la parte inferior de las jambas se pueden observar las señales de la obra y en su dintel las huellas de las columnas.
En la parte interior del muro de esta ventana geminada iría un balcón festejador con vistas (ahora) al patio de armas (o sea, al anterior claustro), donde podemos encontrar una de las más bonitas inscripciones en piedra sillar del castillo, un águila en picado.
En el libro de Eloy “El castillo de Mesones. Un camino hacia el interior”, lo explica de maravilla.
( 3º)
PATIO DE ARMAS PORTICADO (2ª PARTE)
LAS PIEDRAS DEL CASTILLO HABLAN POR SÍ SOLAS, SOLO TENEMOS QUE PONER ATENCIÓN Y DISPONER DE TIEMPO PARA PODER ESCUCHARLAS, PUES ELLAS ESCONDEN TODOS LOS SECRETOS DEL CASTILLO QUE QUEDAN POR DESCUBRIR
(15-05-2021)
Estos días que hemos investigado por Mesones y su castillo, hemos encontrado diferentes piedras sillares, partes de columnas y otros tipos de piedras repartidas por el pueblo que nunca antes habíamos visto. Muchas de ellas han sido vistas y encontradas por Paz (Rosa Paz Molinero Sisamón), observadora donde las haya y que conoce bien los entresijos de Mesones.
Posteriormente hemos visto otras piedras en el interior del castillo coincidentes o relacionadas con las que hemos visto repartidas por el pueblo, que en su día fueron expoliadas del interior del castillo, que nos han hecho pensar que estaban relacionadas con las otras y que todas formaban parte de un todo ya desaparecido.
Hemos encontrado unas piedras que son como unas pre-basas (pongo fotografías), que podrían ser donde estarían apoyadas las basas de las columnas (al final, eran dovelas de arcos, las partes de las que se compone el arco). Y las ranuras que tienen se corresponden con la decoración de los capiteles. Estas piezas están relacionadas, siendo partes de un todo, y ese todo sería el claustro interior del castillo.
Y la marca de cantero que lleva el capitel o basa es igual a otras piedras sillares del castillo (después hemos visto que el fuste de columna lleva la misma marca). ESTA MARCA DE CANTERO DEL CAPITEL ES UNA PRUEBA IMPORTANTE DE QUE EL CASTILLO DE MESONES LO HICIERON LOS TEMPLARIOS, indicándonos que este capitel, las columnas, basas y prebasas estaban todas en el claustro interior que poseía el castillo. A la vez, también nos indican la transformación y expolio que sufrió a lo largo de los siglos, pues como sabéis dicho capitel o basa del castillo está en una de las calles del pueblo, sirviendo de basa, pero para otro fin que su original.
Tampoco nos olvidamos de esas piedras rectangulares que nunca antes habíamos visto, trabajadas por un lado y toscas por el otro, que serían el suelo porticado del claustro. El lado tosco iría enfrentado contra el suelo, con el fin de que agarrara con más fuerza con la argamasa que utilizasen, y el lado fino y trabajado sería el suelo del claustro por el que pasearían los monjes templarios residentes del castillo.
El arzobispo, cuando cambio la puerta de entrada al castillo, desmanteló toda la parte del claustro de la zona este, creando así ahora un amplio patio de armas, reservando el resto para residencia palaciega; y pudo aprovechar todas esas piezas en la reforma del castillo, utilizándolas en la creación de la terraza señorial. Por eso lo de la terraza no sería hecho por el arzobispo sino aprovechado del claustro del castillo principal. De ahí que las columnas sean iguales, como vemos en las fotografías antiguas.
Ésta es otra prueba de los dos castillos (probablemente fueran tres, pero ya hablaremos de eso más adelante -aún no había hablado de la guerra de los Pedros; pero algo adivinábamos ya-), de la reforma del arzobispo, ya que las fotos de Galiay parecen dejar claro que son las mismas columnas.
Ya decía Eloy en su libro que la zona interior del castillo era todo un claustro, al igual que el de un monasterio, donde todas las dependencias se articulan a través de ese patio central (como una casa antigua de los romanos; de ahí lo sacaron). Y es que los templarios eran también monjes, hicieron un “castillo-monasterio”. Nadie más que unos monjes pudieron hacer este castillo. De ahí que todos entendidos que veían este castillo antes se sorprendieran de determinadas cosas: torres por dentro cuadradas, hexagonales u octogonales, simbolismos, capillas, etc, etc. ¿A razón de qué? Porque eran monjes.
Por ello, toda la distribución del castillo se hizo al igual que un monasterio. Las dependencias serían, pues, sobrias. Algo que no convenció al arzobispo (como ya dijimos en otros artículos) y lo reformó todo a su antojo para hacer un palacio, con grandes salones, lujosas habitaciones, cocinas a la última moda, nuevo aljibe, etc.,etc…
Y hay que recordar que la zona este del patio de armas ha sido siempre la parte más modificada del castillo: la torre sureste y su ermita, las estancias desaparecidas, la puerta de entrada, etc.
Todo lo que contiene este artículo (incluidas sus fotografías), creo que es, unido también, lógicamente, a todo lo que ya se sabe del castillo, otra prueba fundamental (quizás, una de las más importantes) que demuestra que el castillo de Mesones no lo pudieron hacer otros que los templarios; nadie habría hecho NUNCA un castillo igual y menos en un pueblo tan pequeño y escondido como Mesones.
Cruces templarias en sillares del castillo de Mesones
Os he puesto fotografías inéditas de losas del suelo interior del claustro o patio porticado, de basas o capiteles, trozos de columnas, fuste; también fotos de la terraza de Galiay, de claustros del siglo XIII de otros monasterios con piedras similares, así como cruces templarias. Algo que había pasado inadvertido y que cada cosa, por sí sola, carecía de sentido, sin embargo, en unión de las otras, hacen un todo que va dando forma a la distribución de estancias en el castillo templario.
(4º)
EL “MONASTERIO-CASTILLO” (1ª PARTE)
(18-07-2021)
Este artículo, en realidad, es una continuación de otros dos que trataban sobre el “patio porticado” del castillo. Es un mero desarrollo de algunos aspectos ya expuestos en ellos. Y ya apareció también esta palabra en algún artículo.
Antes, había conventos o monasterios de templarios (como en los castillos, tampoco entraría cualquiera), como los había de otras órdenes religiosas (ya vimos el de San Juan de Duero, de los hospitalarios; también “monjes guerreros”; en Soria había también otros templarios -como decía Machado: “Soria mística y guerrera, cabeza de Extremadura”; por entonces quedarían aún más ruinas de monasterios, seguro- ; esto para los “monjes guerreros” le va que ni “pintao”; y Mesones tampoco estaba tan lejos) y castillos de templarios (en estos siempre habría, al menos, alguna capilla o pequeña iglesia dedicada a la Virgen, para la oración diaria de los “monjes guerreros”, como bien les enseñó su “patrono”, San Bernardo).
Pero, también había, como hemos comprobado AHORA con el castillo de Mesones, “monasterios-castillo”, si lo podemos llamar así. No creo que el de Mesones fuera el único. Si no, sería todo un hallazgo, y si es así, y se enteran por ahí, podrían venir a estudiarlo, de propio, de todo el mundo. Igual venían al final más estudiosos que turistas. Aunque no sé dónde se iban a meter, ya que no hay ni una cama para ninguno (después, vimos que al castillo de Peñíscola también se le llamaba en algún sitio así; y el de Ucero, junto a la ermita de San Bartolomé, también debía ser eso).
De momento, quizás, “afortunadamente”, parece que esto aún lo sabe poca gente, vamos, casi nadie: nosotros y cuatro más (y como esto se pare, ya hemos “caido”): el otro día vi un reportaje con 5 fotografías del castillo, que puso uno que estuvo viendo el castillo, en la página de “Camino Templario”-que no es poco para ese tema-, diciendo que la guía dijo que el castillo era “templario”(supongo que se referiría a alguna parte del castillo y, quizás, fuera la única guía que lo dijera)-la gente dice ya cualquier cosa, para llamar la atención-; entre las fotografías había varias del escudo de la luna y de una marca de sillar; hizo el comentario este hombre de que era una “marca templaria” -en algún sitio habría visto esto, supongo-; y otro le respondió enseguida que esas marcas están en muchos sitios: castillos, palacios e iglesias -no sé si será verdad; era la letra V encima de otra V invertida; mirad a ver-; ya nadie dijo nada más; lástima -o afortunadamente, como he dicho- que no encontrara la de la cruz templaria: la tenía al lado.
Pero, en realidad, todos los monasterios estaban protegidos por murallas: ved, por ejemplo, el de Veruela, del Císter, debajo del Moncayo (casi como el de Mesones, según se mire; ésta es la “cara oculta”) que lo estaba hasta con almenas; aunque en terreno llano (por cierto, en sus pechinas de la cúpula del “monasterio nuevo”, como nos dice Manuel Monrreal, están los escudos de las órdenes religiosas de “caballería” -bueno, un escudo de los templarios era el de dos jinetes montados en el mismo caballo; y resulta que esto también lo hacían los celtíberos, a los que vimos hace poco, los habitantes de Mesones, qué casualidad-; al final, eran todos lo mismo; y, sobre todo, como decía también Eloy en su libro del castillo de Mesones, lo que les unía a todos (monjes) era la devoción a la Virgen, cuyo mayor impulsor, fue, como ya he dicho otras veces, San Bernardo de Claraval, el patrón de los templarios).
Al final, si lees el libro del castillo de Mesones de Eloy, te das cuenta de que “todo” está ahí. Sin duda, para Mesones y los mesoneros, será, a partir de ahora, un libro de “referencia”; y para todos que quieran conocer Mesones y su castillo, también.
La única diferencia con otros era que el de Mesones (el “monasterio”) estaba mucho mejor protegido (digamos, “como dentro de un castillo”), al estar en lo alto y ser sus muros más gruesos o “recios” (como se dice aquí, cuando uno es “fuerte”). Lógicamente, parecía por fuera un castillo (y lo era, no cabe duda) pero en realidad era también otro monasterio, al igual que el resto, aunque mucho mejor “defendido”.
Su estructura interna era la misma que cualquier otro monasterio, con su claustro, como ya vimos, en el centro, desde el cual se distribuían todas las dependencias “conventuales”; con su capilla, al este, y la puerta de entrada en el oeste; como el de Veruela. Vamos, como cualquier otro. Y al ser también “castillo”, aprovecho ahora para decir que el nombre del título de este artículo le va, por ello, de nuevo, que ni “pintao”.
Nadie podría decir, nunca, que un castillo así (ya lo dije también antes) lo pudiera haber construido cualquiera. Sólo una orden religiosa (por lo de “monasterio”) y a la vez militar (por lo de “castillo”) lo podría haber hecho de esta manera; y los únicos que estuvieron en Mesones, como sabemos, fueron, precisamente, los templarios. Y, además, gastándose lo suyo (ya vimos que lo querían todo “perfecto”); igual, ni siquiera el rey lo podría haber hecho así, él solo. Al menos, con D. Pedro II, se supone que no; tuvo que pedir muchos préstamos (a judíos y templarios) para sus guerras; aunque sí los templarios en esa época por sí solos, como dijimos.
Patio del castillo de Mesones
No harían falta ya más pruebas; aunque si viene alguna más, bienvenida sea: como encontrar el documento, por ejemplo, en el que el maestre de Aragón D. Guillermo de Cardona (también, por ejemplo), que lo fue desde 1250, diera inicio a las obras del castillo. No estaría nada mal (en la década de 1250, y hasta 1263, hubo, no obstante, varios maestres; y la fecha de 1256 quizá hubiera que tenerla en cuenta, aquí estaba Hugo de Joyheu, y después Guillermo de Montañana, y en 1263 Ramón de Moncada).
He puesto fotografías de claustros del siglo XII y XIII con columnas cuádruples que coinciden con el fuste cuádruple encontrado en un corral de Mesones, lo que también vendría a indicarnos el intervalo de fechas en que se pudo construir el castillo.
(5º)
EL “MONASTERIO-CASTILLO” (2ª PARTE)
(03-08-2021)
Centrándonos en el “monasterio”, y concretamente en su claustro (que es lo más representativo siempre de un monasterio; lo que todo el mundo quiere ver, seguro), y dejando por una vez ya lo del “castillo”, quizás, podamos saber cómo era este claustro, casi entero.
Al menos, aún podemos ver visualmente, sobre el terreno, de dónde arrancaba su estructura, como hemos visto en las fotos del interior del castillo muchas veces (ya lo dijo Eloy): de esas altas y finas líneas de piedra que sobresalen de los muros interiores, esos estrechos pilares como adosados a estos, pero que son parte de la piedra del propio muro (si no, ya no quedaría nada); todo, lógicamente, en esa parte occidental del castillo, la que conservó D. Lope para su “palacio”.
Para “visualizarlo” bien todo, debemos recurrir otra vez a las fotos, y concretamente, a las fotos antiguas. Ya hemos visto bastantes veces una foto de la terraza (es, sin duda, la más antigua, de ésta) en la que se observan hasta cinco columnas en su muro. La primera se aprecia bastante bien, la del extremo, pero el resto se ven muy difuminadas, por la sombra. En un móvil, igual no se ven nada; salvo que sea muy bueno, no sé; hay que verlas con la ampliación de un ordenador. Y así se distingue perfectamente cómo eran; por si no todo el mundo las ve, intento dibujarlas, más o menos.
Como ya dije en otros artículos, D. Lope aprovechó los elementos del claustro del castillo templario, de la parte oriental, para construir su terraza “señorial”; esa parte oriental del claustro no le interesaba para nada; pero no era tampoco por nada, no era “nada personal”, seguro, seguía simplemente los gustos de su época: la entrada al castillo, en el patio de armas, y el resto para su palacio, al que sólo podrían entrar algunos (sus reformas ya sabemos, ahora por fin, que no eran por capricho o por “antojo”); y en el que conservó todo el resto del claustro “occidental” del castillo. Sería como su jardín dentro de casa, su zona de recreo, digo (para tomar el sol, sin cierzo -ya sabemos lo que pega ahí, tan alto-; para pasear, leer, etc, o hasta para tender la ropa si hacía falta -o las alfombras, de vez en cuando-, nadie lo vería); vamos, como los romanos, en su atrio; o, ahora, en esa época, los palacios de los “moros”.
Ya sabemos que la “clave” de todo esto estaba en la marca de sillar del capitel del Barrio Alto.
Pero, parece que en la terraza no lo copió el arzobispo del todo exacto. Pensando en que podrían trepar por la muralla (con alguna cuerda, y un gancho) puso en el muro esas columnas, que había cogido del claustro oriental, muy juntas, para que no cupiera nadie; desde luego, más estrechas que una cabeza (ya se sabe, si metes la cabeza…; esto era de chicos, ahora puede ser otra cosa; aunque con las vaquillas aún se dice -bueno, esto también era antes, cuando corrían-).
La forma esbelta de esas columnas aún la podemos ver en la primera que aparece siempre en las fotos de Galiay de la terraza (ahora ya cuando habían puesto el muro de ladrillos para sujetarlas). Y parece que tiene que ver mucho, estéticamente, con esas líneas también esbeltas, altas, de piedras o pilares “adosados” a los muros, sobre los que se apoyarían los arcos que sujetarían el tejado, de ese claustro interior del castillo.
Líneas de piedra pegadas al muro interior donde apoyarían los arcos
A los templarios les gustaban más los arcos (ya lo vimos en la almena alta y en las “despensas”, aunque fueran más caros). D. Lope era más práctico y “económico”, como también vimos; el tejado de la terraza lo haría simplemente con maderos.
Y vemos que había dos tramos, unas columnas cuádruples más largas (ya vimos un fuste en un corral), apoyadas en unas como dobles basas (las normales y otras más “recias” y altas; como otra especie de columnata), y éstas en el muro; y otro tramo o cuerpo de columnas mucho más pequeñas encima, también cuádruples, sobre el que iría finalmente el cuerpo de sillares finos o losas en las que se apoyaría el tejado (la cornisa).
D. Lope, al ponerlas tan juntas, ya no puso entre las columnas arcos, como estarían en el claustro. Estas piezas de los arcos pueden ser las que veremos ahora en las fotos. D. Lope al no poner encima de las columnas los arcos, y para que toda esta columnata no se le quedara demasiado baja, puso otro tramo de columnas más pequeñas (cortando los fustes que le sobraran). Por ello, el claustro interior del castillo podría ser muy similar al de las fotos que os pongo.
Y creemos que podría haber dos claustros, o dos tramos (ya nos hemos referido también a ellos antes), el oriental y el occidental. En medio estarían las torres centrales, con sus estructuras salientes, como vemos.Y sabemos que el color era el blanco, tanto de los fustes (ya lo vimos) como de los capiteles o basas (también vimos dos de estos) y, lógicamente, así sería el de los demás elementos de su estructura (también vimos alguna dovela de un arco “blanca”); algo, sin duda, también, bastante llamativo.
La cantera de esa piedra tan blanca ya sabemos que estaba en los montes de la Yesería, entre Mesones y Nigüella; en las Algerceras (hay unas en Mesones y otras en Nigüella, según los mapas).
Capitel o basa del castillo de Mesones
Piedra encontrada en un corral perteneciente al suelo del claustro del castillo
Y el modelo cuádruple ya dije que lo pudieron copiar del monasterio de San Juan de Duero, de sus “colegas” del Hospital (las vimos en fotos en el interior de la capilla, pero también hay un tramo de este tipo en su claustro; lo del color cambia: allí es algo rosado o pardo; pongo fotos); pero, también lo pudieron copiar de algún monasterio templario de su época, quizás también por esa zona -o de otro sitio-, cuyo claustro hoy, seguramente, como éste, ya no exista.
Un gran reportaje.
ResponderEliminar