REHABILITACIONES DE D. LOPE TRAS LA GUERRA DE LOS PEDROS
Artículo publicado en el Facebook de Mesones de Isuela el 22 de junio de 2021.
LA TORRE CENTRAL NORTE Y LA TORRE NOROESTE (LA ALMENA ALTA) NOS APORTAN CLAVES PARA DESCIFRAR LOS DIFERENTES MOMENTOS DE LAS OBRAS REALIZADAS EN EL CASTILLO: LOS ACTUALES ARCOS DE LA ALMENA ALTA Y LA TORRE CENTRAL NORTE FUERON RECONSTRUCCIONES DE D. LOPE.
El castillo lo hemos visitado en varias ocasiones, y en la última visita nos dimos cuenta de unos detalles en la torre central norte y en la torre más alta (noroeste, la “almena alta”) que hasta entonces no habíamos percibido, que relacionaban ambas torres y aportaban información de sus elementos constructivos.
El actual arco de la torre alta para sostener la planta de arriba, hoy también desaparecida, lo hizo D. Lope para rehacer dicha planta, fruto de la destroza de la guerra de los dos Pedros. Antes había ocho arcos de crucería que la sostenían, y que fueron derribados para desmantelar la planta.
Los escudos de D. Lope que figuran en las ménsulas del actual arco, no fueron al final “un cambiazo”, sino “un postizo”. D. Lope encajó las ménsulas y el arco picando en la pared de la torre y rejuntando todo con yeso; ya se veía que no era una obra original del castillo templario (sabemos que siempre que veamos “yeso” será una obra posterior del castillo originario; es una pista, los templarios jamás lo utilizaron -el yeso se degrada, la cal, nunca, al revés, se vuelve piedra-).
La planta anterior del castillo templario de la torre alta se sustentaba, pues, en ocho arcos que partían desde abajo, a unos 70 centímetros del suelo de la planta, uno por cada lado de la torre octogonal; sin duda, algo pleno de simbolismo y un alarde arquitectónico “muy caro”. Estos irían en todos los ángulos de la torre donde coinciden dos paredes, donde se pueden observar varias piedras de diferente color (blanco) en diferentes alturas donde estarían insertados los arcos originales “templarios”.
D. Lope posteriormente hizo el actual arco, sólo uno, aunque fuera más robusto, más práctico y mucho más “económico”, ya sin alardes, pues al final iba a hacer la misma función.
Lo mismo ocurrió con la bodega de la torre central norte, que se apoyaba originariamente en seis arcos (también, algo lleno de simbolismo), igual número de lados que la torre hexagonal, como podemos ver en las fotos. Pero aquí aunque destruyeron los arcos, quedaron las ménsulas, y parte del arranque (muy sencillas, claramente de origen románico, en la transición al gótico -todo lo de D. Lope es ya gótico pleno-), observándose también piedras de diferente color (blanco) por donde irían el resto de las dovelas de los arcos.
Además, podemos ver esta bóveda hecha con piedra de un color más claro, totalmente diferente al resto de piedras de la sala, lo que indica que fue reconstruida, y ya sin tanto artificio arquitectónico, como observamos (D. Lope era, sin duda, como hemos visto, mucho más práctico y “económico”). Al igual, el arzobispo tuvo que rehacer el arco que hay en la primera planta de esa torre (vemos su escudo en dos de las piezas; y hasta una flecha pintada -se ha conservado desde el siglo XIV al estar protegida-) aunque conservó las ménsulas de las que arrancaba -al igual que el de la torre sureste, como vimos-; si no, hubiera puesto sus escudos; eso sí, las repicó para ocultar datos. Las de la torre sureste no tenían nada y no hubo que repicarlas.
Con el cambio de la puerta de entrada del castillo las saeteras ya no apuntaban al camino de entrada y ya no tenían sentido. Los muros ya eran lo suficientemente altos para su defensa. Al hacer D. Lope los balcones festejadores en esas aspilleras de la torre central norte les dio ya la forma gótica de la época. Nada que ver con la forma original que tenían. Dos momentos históricos, pues, muy diferentes (más de un siglo de diferencia) y dos finalidades ya muy distintas.
No sabemos si estaba aquí la boca del subterráneo que tapiaron (para que no la vieran los castellanos) y después cegaron el espacio hundiendo la bóveda, por si acaso. Habría que investigar bien toda esa zona. Sería preciso hacer alguna cata. Encontrar el túnel sería todo un hallazgo.
Lo cierto es que la Guerra de los dos Pedros hizo mucho daño al castillo, y aunque conservó la mayor parte de su planta y estructura actual, no corrieron la misma suerte, como hemos ido viendo, otros elementos de su construcción. Por lo que D. Lope finalmente tuvo que reconstruir una parte importante del castillo (parte de las torres, estancias, arcos…), adaptando y acondicionando todo, ya de paso, a los nuevos tiempos.
Parece ser que no quiso ya el arzobispo rehacer los matacanes de las torres y algunas las cubrió con un tejado (como la de la capilla) a dos aguas. Y parece ser también que no le dio tiempo a terminar todas sus reformas y reconstrucciones, y que con su muerte se paralizarían, como pone Eloy en la primera página de su libro de Mesones, todas las obras del castillo. Sus herederos, ocupados ya en otros menesteres -por ejemplo, en ampliar sus dominios, o en hacer la guerra contra otros Luna-, ya no continuaron la obra; ni siquiera se molestaron en quitar el madero.
Autor de las fotografías: Lucio Barcelona Cimorra
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