ELOY MORERA, EL JOVEN ESCRITOR QUE CAMBIÓ LA HISTORIA DEL CASTILLO DE MESONES
En el verano de 2018 llegó a Mesones de Isuela un joven escritor e historiador para trabajar de guía en el castillo.
Pronto se dio cuenta de que todo no era lo que parecía en el castillo, y aunque las tesis oficiales decían que fue mandado construir por el arzobispo de Zaragoza D. Lope en el siglo XIV, “entre 1370 y 1382” y que nunca llegó a terminarse, había elementos, partes y características del mismo que no cuadraban para nada con lo que de él se había escrito hasta el momento.
Quedó prendado de tal modo por la grandiosidad y belleza del castillo, que decidió convertirse en el “tenente del castillo de Mesones” y prometió darlo a conocer a todo el mundo.
Así, con su inquietud y pasión por la historia de Aragón, hizo que se planteara escribir una novela sobre el castillo de Mesones que tuviera “gancho”, y que se pudiera promocionar y vender. Y escribió una novela “ficcionada”, aunque realmente era una novela histórica enmascarada en la de ficción, en la que da su opinión sobre el origen y construcción del castillo de Mesones y hace una relación de todos los misterios, secretos e incongruencias que no cuadraban con lo que hasta ahora se creía del castillo, que pone en crisis su origen y construcción.
En diciembre de 2020 Eloy Morera publicó la novela “El castillo de Mesones. Un camino hacia el interior.” En Mesones fue un bombazo, pues rompía con todos los moldes de lo que se había escrito sobre el castillo y si lo leías con detenimiento te dabas cuenta que estaba echando por tierra muchas de las teorías que hasta ahora se creían como verdades absolutas.
A mí, personalmente, lo que más me sorprendió de su tesis fue imaginarme el castillo sin camino de subida, ni la puerta de entrada actual, ni la terraza con vistas al pueblo, todo ello situado en el muro sur.
LA LÍNEA AMARILLA BORRA EL CAMINO, LA PUERTA DE ENTRADA Y LA TERRAZA DEL CASTILLO
Eloy situaba la primigenia puerta del castillo en el muro oeste, donde hay una puerta en altura o elevada (unos tres metros aproximadamente la separan del suelo del castillo con el monte exterior), que estuvo tapiada hasta mediados del siglo XX aproximadamente.
PUERTA EN ALTURA
Esta puerta en altura, tenía una puerta levadiza, que al bajarse se comunicaba con una rampa de madera, siendo el único modo de acceso al castillo, además estaba protegida por las dos torres más potentes del castillo, la torre suroeste y la noroeste.
Además, Eloy nos dice que ni el camino actual de subida, ni la terraza con vistas al pueblo en el muro sur existían, pues todo era un acantilado rocoso, siendo por tanto ese muro sur inexpugnable para todo aquel que quisiera atacar el castillo.
Una vez que en tu mente te imaginas el castillo anterior sin terraza, sin camino y puerta de entrada actual, con la puerta en altura y el acantilado rocoso del muro sur sin terraza y con las torres suroeste y central sur sin puertas de acceso a la terraza, ya todo empieza a cuadrar y nada de lo que hasta ahora te habían dicho o habías leído en libros sobre el castillo tiene sentido, pues una vez en el interior del castillo aparecen más contradicciones que no se pueden explicar y que vienen a confirmar la tesis de Eloy y a tirar por tierra las oficiales.
Y a partir de aquí, empecé una investigación minuciosa sobre el castillo de Mesones, con el fin de descubrir algunos de los secretos y misterios que ocultan sus piedras, pues según dice Eloy “hablan”. Veremos a ver si tiene razón…
Y, en esta investigación me ayudan mi primo Alberto y otros mesoneros enamorados de nuestro pueblo y castillo que se han ido sumando… Paz, Eva, Evelio…
Para acabar este post, quiero poner unas líneas muy bonitas del libro de Eloy Morera Gracia “El castillo de Mesones. Un camino hacia el interior” que nos pueden ayudar a descubrir los enigmas que esconde la vieja fortaleza del castillo de Mesones:
“Muchas veces no es preciso disponer de grandes conocimientos en arte, historia o arqueología... únicamente de tiempo; tiempo para sensibilizarte ante un monumento; tiempo para escuchar el silencioso idioma de las piedras; tiempo para simpatizar con quienes las colocaron, y con aquellos que vivieron tras ellas...Tiempo para transportarse a ese otro tiempo... Y entonces empiezan a surgir las claves”.
Autor de las fotografías: Lucio Barcelona Cimorra
A excepción de la última fotografía en blanco y negro cuyo autor es Coyne
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