EL OTRO CASTILLO
Artículo publicado en el Facebook de Mesones de Isuela el 8 de julio de 2021.
EL OTRO CASTILLO
Todo el mundo ha supuesto que antes del actual castillo templario tuvo que haber también otro, en el que estarían incluso los propios templarios hasta construir el nuevo, y en el que seguramente harían también alguna reforma estos cuando tomaron posesión de Mesones en 1173, para adaptarlo a sus necesidades.
Ya sabemos que los templarios fortificaban, y de qué manera, todos sus dominios. Y seguro que hicieron ya también alguna pequeña capilla para la Virgen -eran monjes y seguían a su “patrono”, San Bernardo, el cisterciense que impulsó la devoción a la Virgen; después, como sabemos, le pusieron su escudo en lo más alto del nuevo castillo-. La imagen de la Virgen puede ser, por ello, mucho más antigua de lo que pudiera pensarse; ya dijo Abbab Ríos que era “románica”, lo que extrañaría al más “pintao” si pensaba que el castillo lo hizo D. Lope, cuando aquí eran todos moros.
El propio Abbab Ríos nos dijo también que ese castillo anterior podría remontarse a los tiempos de Ramito II el monje, hermano del Batallador, “cuando las incursiones de los castellanos ponían en peligro la estabilidad del reino”(ya sabemos que hasta ocuparon Zaragoza). Pero, incluso, ya con los árabes existiría también alguna fortaleza, más o menos importante: el terreno y la situación estratégica del cerro del castillo en el valle del Isuela así lo indicaría. O, incluso, existir varias fortificaciones a lo largo del cerro hasta el barranco de la Canalija, protegiendo los dos pasos del valle del Isuela. De esto ha podido quedar el topónimo de los “Tres Castillos”, paraje de la huerta que se encuentra debajo del cerro del castillo, donde éste confluye con el barranco. De momento, esto sigue siendo todo un misterio.
Por esta zona final del cerro del castillo, punto estratégico en el valle del Isuela, pudo haber varias torres de vigilancia y defensa en el control del paso del barranco de Andacón y para la propia defensa del pueblo (para que no les pillaran por la espalda). De ahí que haya quedado el topónimo en esta zona de los Tres Castillos. Quizás pudieron ser tres, pues, las torres que por aquí hubiera; o solo dos y que con el castillo hicieran ya tres castillos.
Una de ellas pudo estar un poco antes de llegar a esa era y pajar, como vemos en la foto, donde ahora ya sólo quedan unos restos, como formando un círculo.
En la otra orilla del río, encima de La Torre, también quedó el topónimo de los Castilluelos, Castillejos o Castillucos (según los mapas) por una serie de torres (mucho más antiguas) que había por esa zona. En otro mapa antiguo también se denominaba a esa zona como Las Torres.
Por lo que torres o castillos venían antes a ser lo mismo, por lo que vemos. El hecho de que se haya mantenido el topónimo de los Tres Castillos hasta ahora, indicaría que quizás estuvieran hasta hace no mucho esas construcciones. Al menos, estaban ya cuando vinieron en el siglo XVII los nuevos pobladores de Mesones, que nos han transmitido ese dato.
En el círculo ⭕️ estarían los restos de una de las torres o castilluelos que darían nombre al paraje.
El actual castillo, como sabemos, fue construido por completo de nueva planta (su ambicioso proyecto -seguro, de alguien venido de oriente, de las cruzadas- así lo requería), por lo que en principio no aprovecharían ninguna estructura del castillo anterior, únicamente sí algunos materiales de su construcción; ¿o no?
Siempre nos ha llamado la atención que muchas piedras del exterior del muro norte eran diferentes a las del resto del castillo, puesto que eran unas piedras sillares más desgastadas, peor trabajadas y como si fueran más antiguas. Por lo que dichas piedras podrían pertenecer a un castillo anterior, las cuales reaprovecharían para el actual. Al tener tantas irregularidades y no ser sillares perfectos como el resto, tuvieron que rejuntarlas con mortero para dejar todas las paredes lisas y que no se vieran tales irregularidades que afeaban el conjunto y hacían “raya” con el resto de sillares perfectos, como los hacían los templarios, y que ya hemos visto.
Al ser mortero de cal, se ha conservado este revoco tantos siglos. Si hubiera sido yeso, ya no quedaría nada. Estos revocos son, sin duda, lo que hace que sobre el muro norte aparezca cuando llueve el famoso mapa de la península. Pero, siempre puede uno preguntarse si esto no lo hicieron al final a idea los templarios.
Esta hipótesis de reutilización de materiales de un castillo anterior viene a confirmarse en el interior del castillo, en esa parte oriental que hemos hablado ahora: en el muro norte, junto a los calabozos (junto a la zanja que hicieron con una retro excavadora para hacer una cata), pues allí en ese muro vienen a confluir esas filas de sillares antiguos peor trabajados con la continuación de esas filas por sillares mejor trabajados. También hay en esa zona restos de muros que podrían pertenecer a ese castillo anterior, incluso uno en el que habría unas escaleras, como podemos observar en las fotografías que aporto.
Sin embargo, se hace necesario ahí una intervención arqueológica en toda regla (así como en otros sitios del castillo; quizás pudiera aprovecharse ahora para encontrar la boca del subterráneo) y no con una “retro”, que realice un estudio científico y que pueda sacar a la luz también la historia del “otro castillo”.
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