2ª PARTE. “LA TORRE”. EL POBLADO CELTÍBERO DE MESONES
“LA TORRE”. EL POBLADO CELTÍBERO DE MESONES
(2ª PARTE. EL FINAL)
En cualquier caso, el poblado de La Torre tuvo que correr en estos momentos la misma suerte que otros muchos poblados de su tiempo, debido a la política de Roma de obligar a abandonar los asentamientos en alto, en cerros, o lugares bien protegidos y establecerlos en el llano, para tener un mejor control sobre ellos y que no se revelaran. Esto es lo que, sin duda, ocurrió en Mesones. La población de La Torre fue obligada a asentarse ya en el otro lado del río, en el paraje comprendido entre San Roque y la Cosumera, justo en la vía de comunicación natural del valle del Isuela y, lo principal, en terreno llano.
Por toda esa zona, en los campos de cultivo, existen pequeñas bodegas excavadas donde estarían las casas (Fernando ya nos enseñó una), así como pequeños silos para guardar el cereal, con forma de grandes tinajas recubiertas con piedra loseta enyesada; idénticos a los que hay en la zona de La Torre, donde estuviera el anterior asentamiento (y donde se ha hundido alguna vez alguna rueda de tractor, que han tenido que sacar”). Esta es, pues, la prueba más evidente y lo que avala a la propia Historia (al final, todo concuerda).
El acceso al agua del río para las personas y animales lo harían ahora por el mismo camino que ya existía (también,el actual; nunca hubo otro), que iba al anterior poblado de La Torre y que comenzaba en este mismo nuevo asentamiento, como podemos ver (y es que los desplazaron, justo, enfrente, como ya he dicho, no los llevaron más lejos; además, era el lugar que cumplía todos los requisitos previstos: el terreno llano, junto a la vía de comunicación del valle y junto al camino del río). Quizá ya existiera en ese tiempo la fuente Luisa, hoy enterrada, al lado de ese camino que iba al río y cerca del nuevo poblado (en el de La Torre también tenían un manantial en el mismo barranco, junto a la entrada del poblado; hoy, sabemos, da muchos problemas para el camino).
Estamos aún en la Roma republicana. Con la pacificación y la progresiva integración de la población indígena en el nuevo orden, Roma comenzará a desarrollar su política económica (lógicamente, para enriquecerse): perfeccionaron la técnica agrícola, aplicando nuevos sistemas de roturación, abono, barbecho; introdujeron el arado romano y desarrollaron el regadío. Debido a esto y a la extensión de tierras de cultivo se produjo un gran aumento de la producción de cereales. El desarrollo agrícola y urbano exigió, no obstante, importantes obras hidráulicas. En este periodo de dominación romana se llevaron a cabo grandes obras públicas: puentes, calzadas, acueductos, presas, canalizaciones, regadíos…
Pues bien, en este periodo de dominación romana se tuvo que llevar a cabo la construcción de la acequia principal de esta localidad, que discurre por la margen izquierda de esta parte del valle del Isuela y que termina en esta población de Mesones.
Con ello toda la extensión que hoy riega esta acequia, la mayor parte de la huerta que hoy tiene Mesones, estaba ya lista para ser cultivada. Esto tendrá como consecuencia, seguramente en poco tiempo, la desaparición progresiva del asentamiento de San Roque-La Cosumera (que aún conservaría el nombre del anterior poblado celtíbero de La Torre) y el traslado de la población al actual asentamiento, es decir, el nacimiento de Mesones.
A la vez, producirá también la desaparición del ya poblado hispanorromano de Nigüella, a cuyo despoblado se conocerá desde entonces con ese nombre (lo mismo que ocurrió con la Bílbilis romana imperial; también se le llamó “Nuella” después de ser abandonada). Seguramente, estamos ahora ya en la época imperial, desde el siglo I d.C.
PRECIOSA VISTA DE NIGÜELLA CON SUS CASAS COLGANTES SOBRE EL RÍO ISUELA
En este periodo de plena consolidación del dominio romano y de integración de la población indígena, parece no ser ya tan imprescindible para Roma el asentamiento en llano, y como sucederá con la Bílbilis romana establecida en el “escarpado” cerro de Bámbola, la población buscará asentamientos que, además de estar bien posicionados y comunicados con las vías romanas, ofrezcan también una cierta protección para sus habitantes. En este caso, el nuevo asentamiento del Mesones actual no ofrecía ninguna duda, ya que permitía aprovechar unas ventajas naturales y defensivas claras: el lugar y la situación ahora elevada le permitía tener una visión y control de todo el valle, es decir, el dominio de la vía de comunicación del valle del Isuela y del paso a través del barranco de Andacón y la Cañada; un mejor acceso a los mejores campos de cultivo y de pastos (en comparación con el antiguo de La Torre; que ya nunca volvería a ser ocupado) y, en especial, a los nuevos regadíos; y un aprovechamiento del agua, al terminar aquí la canalización, para el uso de molinos en el mismo asentamiento, que no era poco (el molino actual de Mesones puede venir ya de aquí; igual se instaló muy pronto e influyó de una manera importante también en la “creación” de Mesones).
El hecho de que no se conservara el nombre del poblado anterior (como sí ocurrió con otros como Tierga, Gotor, Sestrica, etc.) se pudo deber a diversas circunstancias. Quizás, en primer lugar, a ese abandono “progresivo” del asentamiento de San Roque y su instalación en el nuevo lugar, en el cual ya se estarían desarrollando ciertas actividades (incluso ya, cuando el poblado de La Torre), como podría ser la extracción de piedra caliza (en el paraje de La Torre no había) y la obtención de mortero de cal, actividad relacionada con los masones, es decir, con la construcción, cuyo material haría falta para las presas y canalizaciones y para todo tipo de obras. Por tanto, los que iban allí (a trabajar y a vivir) ya lo hacían a un sitio con nombre, al lugar de los “masones”. Y, por otra parte, porque no toda la población que acudió allí a explotar los nuevos regadíos venía de San Roque: ya vemos que Nigüella desapareció también por completo en este momento, y tampoco le pusieron el nombre que antes tuviera ésta; y tampoco estaba tan lejos.
Como dicen los libros, el desarrollo agrícola y urbano concentró la población e hizo que desaparecieran numerosos asentamientos anteriores. En esta zona tenemos, pues, este ejemplo (como vemos, todo vuelve a coincidir): dos poblados desaparecen para formar uno nuevo, más grande, el actual Mesones, que ha llegado hasta nuestros días.
Ahora se ha juntado ya con San Roque y la Cosumera (cada vez necesitamos más espacio -y más de todo-, aunque seamos aquí menos). Y parte de la población del antiguo Masones se fue después otra vez a Nigüella (sería, algunos siglos después), debido a la construcción de nuevas acequias de riego, ahora, las de la margen derecha del valle del Isuela en esta zona (la huerta de Nigüella se riega -o se regaba- con el agua de esa margen derecha); de ahí que estos dos municipios estén tan cerca (es algo parecido a lo que ocurrió con Brea e Illueca, o con Jarque y Gotor, en el valle del río Aranda -término celtíbero donde los haya; como Isuela, que significa “pequeño río”; de Iso, río, y la terminación de diminutivo; en la Edad Media ya se escribía “Hisuela”, aunque la s la alargaban tanto que parecía una j-), al estar en una misma hoya fluvial que conforma una amplia vega; por lo que uno se sitúa, por lo general, en un extremo de la misma y el otro en el contrario o, al menos, a una determinada distancia; simplemente, por el ahorro de tiempo, por la distancia, para el cultivo de las huertas (también vamos conociendo algo, pues, del origen de los pueblos de la comarca).
Fotografías de Lucio BARCELONA CIMORRA
Increíble. No sabía que de Mesones se supiera tanto y, además, de casi todo. Es sorprendente.
ResponderEliminarEn los informes oficiales de estos pueblos no sale nada de esto. Parece ser que las instituciones van siempre por detrás, cuando tenía que ser al revés, al menos, en pueblos sin recursos. Por aquí, con pagar al secretario todos meses, ya no les queda ni para arreglar un grifo. Y aún les exigen que paguen un porcentaje de lo que necesiten. Al final se queda todo sin hacer. El problema es que las instituciones las dirigen personas y las personas se suelen menear siempre por intereses.
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